En una tarde despejada de otoño en la ciudad de Mendoza, Sixto, un fotógrafo aficionado, se encontraba en su lugar favorito para capturar imágenes del cielo: una colina aislada en las afueras de la ciudad. Equipado con su cámara de alta resolución y su telescopio, Sixto esperaba pacientemente que la luna, en su fase llena, se elevara majestuosamente sobre el horizonte.
Desde joven, Sixto había sentido una profunda fascinación por la astronomía y la fotografía. Pasaba horas mirando el cielo y aprendiendo sobre las constelaciones y los cuerpos celestes. Con el tiempo, combinó sus dos pasiones, dedicándose a capturar la belleza del universo a través de su lente.
Esa tarde, la luna apareció, luminosa y clara, proyectando su luz plateada sobre el paisaje. Sixto ajustó su telescopio y cámara, buscando el ángulo perfecto para su fotografía. Mientras observaba la luna, notó algo inusual: un pequeño punto en movimiento que parecía acercarse rápidamente a su campo de visión.
Curioso y emocionado, Sixto enfocó su cámara en el punto en movimiento. Al cabo de unos segundos, se dio cuenta de que era un avión que se dirigía hacia el horizonte. Con precisión y calma, ajustó la configuración de su cámara y esperó el momento exacto en que el avión pareciera rozar la luna.
El instante llegó, y Sixto presionó el obturador, capturando una imagen espectacular: el avión, perfectamente alineado con la superficie de la luna, daba la impresión de estar tocándola. La escena era surrealista y mágica, una combinación de tecnología humana y la majestad de la naturaleza en una sola foto.
Al revisar la imagen en la pantalla de su cámara, Sixto se sintió abrumado por la emoción. Sabía que había capturado algo único y especial. De inmediato, compartió la fotografía en sus redes sociales, donde recibió una avalancha de comentarios y reacciones. Amigos, familiares y desconocidos quedaron maravillados por la precisión y la belleza de la imagen.
La foto rápidamente se volvió viral, llegando a medios locales e incluso internacionales. Sixto fue invitado a varias entrevistas y exposiciones, donde compartió la historia detrás de la imagen y su pasión por la fotografía y la astronomía. La foto del avión que parecía rozar la luna se convirtió en un símbolo de la intersección entre la curiosidad humana y la maravilla del cosmos.
Para Sixto, la imagen no solo representaba un logro artístico, sino también una celebración de su amor por el cielo y la magia de los momentos inesperados. Cada vez que miraba la foto, recordaba la paz y la serenidad de esa tarde en la colina, y la satisfacción de haber capturado un instante efímero y transformarlo en algo eterno.
Foto(s) tomada(s) con mi smartphone Samsung Galaxy S22 Ultra.
