Haz que tu perfume me consuma en las llamas tus besos.
Con fuerza y despacio mueve tus caderas y me regocijare en tus piernas.
Hazme recordar aquella pasión intensa que solíamos tener.
Seduceme con tus encantos, que hazme saber que los ángeles me envidia por escuchar tu canto.
Beberé de tú maravillas, por siempre y para siempre en un camino sin salida.