Créanme, yo mas que nadie disfruto escribiendo este post de hoy y es que cualquiera de nosotros puesto en las circunstancias correctas, podemos sacar a flote nuestro mejor hijo de p*t* interno, ese mal comportamiento que tenemos desde que nacemos y lo hacemos evolucionar con el tiempo. Es cierto, somos criados para ser gentiles, educados, unos caballeros o unas damas dependiendo del caso, bien portados y sobre todo bien hablados, pero junto a nosotros, nace esa o esas personas que gustan de jugar con nuestra paciencia y se lleva nuestros mejores insultos ya sean mentales o en su defecto, preparamos el maravilloso repertorio de insultos que aprendemos, mejoramos, repotenciamos, practicamos y pronunciamos de manera detallada cuando toca hacerlo. Ahora bien, ¿Qué nos lleva a ser unos auténticos hijos de p*t*?
Maldad
No nacemos con una etiqueta pegada en la frente refiriéndose a si seremos buenos, malos o regulares, no está en nuestros ADN y mucho menos depende de nuestra condición social, pensamiento político o religioso, simplemente somos así porque queremos y aprendemos a hacerlo. Es importante mencionar que somos consciente de los daños que hacemos y lo peor es que hay gente de tiene maestría en hacerlo y lo disfruta, haciendo referencia al caso de las personas que hacen bullying, las cuales saben que están haciendo o tomando comportamientos hijo de p*t*, pero igual lo siguen haciendo y son conscientes del daño que le hacen al semejante, como, por ejemplo, bromas pesadas, abuso físico y psicológico. Es cierto, no todos somos así y tampoco hay gente que actúa de manera hijo de puta por gusto, hay gente que despierta su sentido hijo de p*t* cuando es sometido a ciertos factores sociales, como por ejemplo, abuso de autoridad, viralizar algo que consideramos gracioso como alguna caída, entre otros.
Ser o no ser un hijo de pt, he ahí el dilema
Evidentemente todos lo hacemos por molestar o eso creo, sin embargo, queda de parte de nosotros los limites a los cuales llevemos las cosas y la finalidad con la cual lo hagamos, nadie tiene la verdad en sus manos y no somos quien para juzgar los actos de los demás. Es cierto, la maldad es un tema recurrente en la historia del pensamiento humano y siempre ha sido un tema importante, el ying y el yang, lo blanco y lo negro, la luz y la oscuridad, etc., etc. Todos estamos propensos a ser hijos de p*t* en cualquier momento y todos lo hemos sido, sin embargo, debemos mejorar nuestro sentido de tolerancia, respeto a las personas reconociendo sus pensamientos políticos, religioso, su condición social, la diversidad de genero y por, sobre todo, vivir y dejar vivir, muchos dicen que la paz es una utopía, pero seamos honestos, es mayor utopía vivir en la anarquía y en el caos total, ¿no te parece?