Las leyes y todo el ordenamiento jurídico al que hoy nos debe(ría)mos someter, son producto de un conjunto de costumbres y convenciones que en general ya existían mucho antes de ser tratados, actas, constituciones, estatutos, gacetas y documentos escritos en general. Primero estuvo la costumbre (social, religiosa, moral) y luego vino la ley.
Estas convenciones hoy a muchos jóvenes y viejos que nos pasamos demasiadas horas diarias metidos en Internet nos parecen inútiles, causantes de corruptela y obsoletas pero a pesar de esta percepción, no son más que normas cuyo propósito es hacer posible que estemos vivos, sanos, y conviviendo sin problemas: no nos estamos matando entre nosotros mismos porque persiste una conducta que nos hace respetar el derecho a estar vivos de nuestros iguales, un remanente quizá, de nuestra biología, de nuestra esencia animal. Sólo después de eso, vinieron los mandamientos a decirnos que no debemos matar y el homicidio a ser un delito con penitencia.
El sistema de justicia es una de los elementos más importantes de nuestra intrincada y compleja sociedad capitalista, donde hace falta regular y tipificar acciones que no deberían ser problema pues bastaría con tener sentido común para saber que atentan contra el bien colectivo, sin embargo, las actividades que realizamos a diario, nuestro entorno y toda nuestra cultura está constituida sobre una base de actividades que no están relacionadas directamente con la supervivencia: apretar los tornillos de una máquina, pintar paredes, teclear en una computadora, hacer uñas acrílicas, trabajar en un call center, ser cajero en una agencia de lotería, ser astronauta, diseñador gráfico, periodista, camarógrafo, árbitro de fútbol, vendedor de zapatos, paseador de perros, encantador de gatos, sonidista, mirador de carteras al salir de la tienda, Miss Venezuela… En fin, actividades que si mañana se dejaran de hacer de un solo golpe, el mundo podría continuar existiendo inclusive mejor que hoy, pero que hacen que no entendamos el sentido de estar vivos, pues nos desnaturalizan al obligarnos a estar todo el día tratando de resolver -infructuosamente, casi siempre- problemas que en principio no deberían existir.
¿Cuál es el problema de que la mayoría de las personas del mundo estemos realizando actividades que no tienen nada que ver con estar vivos (producir nuestros alimentos, construir y mantener nuestras viviendas, coser nuestra ropa y zapatos, criar a nuestros hijos)? Básicamente, que sólo somos herramienta de producción de capital, que tributamos todos con nuestras vidas, nuestro tiempo, nuestro amor y nuestra fuerza a las vidas y a la acumulación de las riquezas de los dueños del mundo. Es decir, no estamos vivos por nosotros como especie ni por el mundo como una parte más de él, sino como servidumbre de unos que son iguales a nosotros pero que nos dominan cabalmente.
Estar vivos ha perdido el sentido natural y en este momento nuestras vidas son parte de la inercia que está llevando a la especie entera e inclusive, al mismo planeta a una destrucción sin precedente y justamente parte de esa destrucción se trata de acabar con la vida de todo aquello que no aporte ganancia al capital y que además en algunos casos, consume energía y recursos naturales que podrían servir para que el dominio y la misma existencia de los dueños del mundo se perpetúe aún más. Para decirlo con más exactitud y sin tanto adjetivo: la inmensa mayoría de los pobres del mundo les estorbamos porque nos bebemos su agua y gastamos su petróleo.
La automatización del comercio y de los procesos industriales, hacen que cada vez haga falta menos mano de obra de personas. Sí, la distopía donde las máquinas reemplazan los trabajos de las personas está ocurriendo, es el mundo en el que vivimos hoy, así que por ese lado ya los pobres sobramos y por tal razón los dueños tienen décadas exterminándonos, pero lo hacen ordenadamente para que el costo energético sea el más bajo posible y no exista manera de que los pobres revirtamos sus planes. Es más, lo están haciendo con tanta eficacia que muchos de los que estamos en la lista para ser desechados, a veces soñamos, defendemos y hasta clamamos por esas reformas que nos pretenden extinguir. Y no, no se trata de síndrome de Estocolmo, pues los pobres del mundo ni siquiera nos identificamos como una mayoría cautiva que colabora con nuestro secuestrador, si no que nos hemos creído que tales cambios son mejoras para nuestra calidad de vida (como es el caso de la eutanasia como forma “digna” de morir o el aborto como solución al problema económico que hoy por hoy supone tener un hijo) o meros gustos que tenemos derecho a darnos (como es el caso de la legalización de la marihuana y la falacia de su uso recreativo).
Ese exterminio en marcha del que estamos siendo víctimas se trata de hacer que no crezcamos más como población. ¿Han visto esa página web que cuenta cuánto estamos creciendo como población cada segundo? Para mí es claro que actualmente hay un esfuerzo grande puesto para alcanzar el punto donde ese número comience a decrecer.
Estamos inmersos en una campaña feroz en contra de la vida, concretamente contra una cultura que haga posible la vida, contra la solidaridad y la cooperación. Matarnos a todos de un bombazo o una epidemia sería inmediato pero no tendría el efecto deseado por los dueños del mundo sobre nuestros instintos y costumbres, esas que persisten en el pensamiento colectivo que se encuentra impreso en nuestro ser y que es eso que nos hace querer estar vivos. En este sentido, tener hijos es indeseable para la mayoría de los jóvenes, la comida da cáncer, la eutanasia es una manera digna de morir, el aborto es necesario, esterilizarnos a los pobres por nuestro bien, los gatos y los perros son más valiosos que las personas, la homosexualidad es sinónimo de amor, la heterosexualidad significa maltrato, violencia y opresión, el mundo está súper-poblado y los seres humanos como especie somos los culpables de todos los males del mundo. Todo implica que nuestro existir es el problema.
Pero ¿de dónde proviene este paradigma en el que las personas de a pie somos la causa del problema? ¿Cómo es que de pronto, todos creemos con total convicción que los problemas de las minorías son lo urgente? ¿Por qué ahora la moral, lo bueno y lo malo, es relativo? Como decía al principio, la ley, en teoría, emana de las convenciones que aceptamos como correctas. Así pues, los medios de comunicación nos están martillando día y noche ideas sobre la sociedad que debemos llegar a ser dando ellos el ejemplo con sus países modelo o vitrina y sus legislaciones completamente incongruentes (como la de Estados Unidos, donde a días de aprobar en el congreso el matrimonio homosexual en todo el país, se aprobó también el uso de la inyección letal para los condenados a pena capital), al principio sutil y veladamente pero ahora explícita y descaradamente y que además no están para perpetuar o dignificar la vida de la mayoría y resolver nuestros problemas comunes (hambre, vivienda, agua, salud) sino que atentan contra la vida en comunidad y nos enfrentan unos a otros encasillándonos en grupos sociales únicos, antagónicos e irreconciliables, puesto que según la lógica enferma de este nuevo orden, cada grupo oprime y a su vez es oprimido. Es como la relación entre la piedra, el papel y la tijera.
Estamos recibiendo grandes dosis de manipulación que nos hacen normalizar la violencia contra la niñez, contra la vida y contra la verdad y aunque nos parezca un hecho intrascendente o incapaz de generar cambio alguno en las costumbres de nuestro ya muy homogeneizado mundo, la verdad es que nos hace cada vez más incapaces de pensar, entender y actuar contra nuestra propia extinción, esa que en países como Colombia, España, Francia, Argentina y Estados Unidos se hace ley en los parlamentos, entre otras razones de no menos peso, porque la mayoría de sus ciudadanos, bombardeados intensamente con mentiras y propaganda de muerte, así lo consideran necesario. Mirémonos pues en ese espejo para entender que el camino que debemos tomar tiene como objetivo preservar la vida en el planeta.
Verga Angélica, primero que nada...me defecas, no sabía que escribías tan virtuosamente, de pana de pana...está demasiado bien planteado todo.
Hay ciertos puntos que me hacen ruido, como lo del aborto o la visión de la homosexualidad y heterosexualidad. Creo que hay muchos aspectos que considerar con respecto a esos temas, me encantaría conversarlo con calma para dar nuestros puntos de vista, es una discusión que, con alguien como tú, me gustaría tener. Ahora que leo los posts tuyos y de Juan ando toda fiebrúa de que los quiero ver, siento que tienen un sentido del humor demasiado lacra que me hace falta en la vida.
¡Un abrazo!.
Yo pienso lo mismo de José y de ti, leo sus cosas y quiero hablar de mil vainas a la vez. Ya pronto será.
Me tomé el atrevimiento de publicar esta reflexión tan unpopular opinion porque soy muy busca-pleito (Juampa no tanto, créeme) pero entiendo el ruido, es que no es fácil cuestionar esos temas y salir como si no dijiste nada.
Aquí, a modo de resumen veloz, los abortos se eligen en circunstancias muy delicadas, diversas e íntimas que hacen imposible juzgarlos. El problema no está en hacerlo o no hacerlo, si no tienes como sobrevivir tú mismo, por ejemplo, ¿quién puede condenar tal decisión? Ahí no está el problema. Lo que yo cuestiono es el ímpetu por legalizarlo pero que a la vez no exista algo equivalente que abogue por mejorar condiciones de vida mínimas como el acceso al agua potable, por decirte algo, o el acceso a la vivienda, que son problemas igual de graves y mucho más generalizados en el mundo.
El problema económico que supone tener un hijo es zanjado con un simple aborto, pero no se impulsa con el mismo ahínco reformas políticas, legales y sociales que mejoren las condiciones económicas de las personas para quienes reproducirse es insostenible, no se hace nada al respecto de esa situación, sólo se ataca la consecuencia y nunca la causa del problema.
Bueno ahí te la dejo. Pida la ción.
Está interesante eso, también habría que plantearse por qué tampoco se exige una mejor educación sexual o más facilidades para obtener anticonceptivos, en ese caso. Es un tema burda de amplio e interesante para discutir. ¡Espero que nos podamos ver pronto!.
Excelente post, un pequeño consejo nada mas, justifica el texto
¡Gracias! He buscado en las herramientas de marcado y no vi cómo hacerlo.
¿Será con etiquetas estilo html? Fue lo único que no intenté.
¡Listo! lo encontré en esta publicación de @theghost1980. No sabía que tenían un montón de clases css, ahora toca estudiarse eso también.
Me alegro de que encontraras la forma jajaja. Cuando el texto se ve justificadito todo se ve mas bonito visualmente jeje y bueno todos los días se aprende algo nuevo, saludos!