Una historia para no olvidar
Esta es la historia de una vecina que no tenía nada, ella anteriormente no vivía en este lugar, allí las personas eran muy diferente a las de donde ella venia, llego allí por necesidad y con mucho esfuerzo trabajaba en casa de los vecinos, pues ella quería ganarse el pan de cada día con el trabajo de sus manos, manos llenas de talento, hacia toda clase de obras y unas de sus características más resaltaban eran su amabilidad y su hermosa sonrisa para con todos; aunque en su corazón guardaba verdades que la hacían llorar y nadie en aquella provincia sabia estas verdades, muchos la contrataban por el excelente trabajo que realizaba, la excelencia que en ella desbordaba, otros para ayudarla, algunos para explotarla y en varias ocasiones para humillarla, pero como ya les dije nadie sabía lo que ella tenía en su corazón.
Muchos se preguntaban:
¿Qué está haciendo aquí?
¿Ella no pertenece aquí?
¿Aquí solo está estorbando?
Así pasaron muchos días rodeada del descontento de muchos por ella estar en aquella provincia que estaba apartada de su hogar.
¿Pero qué culpa tenia ella de estar en aquel lugar? Ella no pidió que la despojaran de sus riquezas, ni pidió que tiraran su valor al piso como retazos, tampoco pidió que le quitaran sus vestiduras y le pusieran harapos. Ella solo estaba luchando y esforzándose en aquel lugar.
¿Quién puede comprenderla?
¿Quién puede consolarla?
Día tras día pasaba y una mañana se encontraba en el balcón de la casa donde vivía y se descubrió pensando en su hogar, cuando extranjeros la visitaban y ella los recibía con brazos abiertos y con toda la amabilidad y bondad. Con lágrimas en sus ojos no podía entender la frase "LO QUE SIEMBRAS COSECHAS" como ella en aquella provincia no había cosechado nada de lo que estaba sembrando y ya no sabía dónde estaba su esperanza.
Se sentía pérdida en aquel lugar y con mucho miedo tomo su maleta, se despidió agradeciendo a todos y elevando la mirada al cielo dijo: SOY VENEZUELA NACIÓN DE DIOS en su equipaje metió FE, ESPERANZA Y AMOR. ella sabía que el mayor de todos estos era el Amor, trajo consigo lo bueno de aquel lugar y lo malo lo desecho… En el camino venia reflexionando y entendió con un sencillo ejemplo que le habían dado sus padres. Una de las reglas del agricultor es que no puede cosechar en tierras ajenas, pues el siembra en su tierra para poder tener una cosecha.
Lo que ella vivió solo fue el ímpetu, la primera fuerza de impulso para iniciar una nueva siembra en su tierra donde hay roció del amanecer.
Ahora en su tierra ella dice: si algún día me llegase a encontrar con alguno de los vecinos de aquella provincia con gran Amor los abrazare en esta tierra se siembra AMOR, PAZ Y PERDÓN. Y aquí de "LO QUE SEMBRAMOS DE ESO MISMO COSECHAMOS."
Este relato me conmovió, excelente post amiga. relata muy bien lo que es la realidad de nuestro pais y nuestra gente.
si muy triste....
Me dejo muy pensativa este mensaje, hay muchas Venezuela regadas por muchas partes del mundo, sin duda es la realidad que viven muchos.