Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu padre que está en secreto, y tu padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
No se inquietes por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.
Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.
Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
7: Y al orar, no uséis repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería.
8: Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro padre sabe lo que necesitáis antes de que vosotros le pidáis.
21: Por tanto, es necesario que de los hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el señor Jesús vivió entre nosotros.
22: Comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.
23: Presentaron a dos: a José, llamado Barsabas (al que también llamaban Justo) y a Matías.
24:Y habiendo orado, dijeron: Tú, Señor, que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has escogido.
25: Para ocupar este ministerio y apostolado, del cual Judas se desvió para irse al lugar que le correspondía.
Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, y fue contado con los once apóstoles.