Despierto y es un nuevo día, uno más sin ti, a pesar de que sigo viendo las cosas maravillosas que me da la vida aún falta algo en ella y eres tú, mi caballero de brazos fuertes y corazón noble, tan hermoso como si hubiese sido creado por los propios dioses.
Observo mi casa, sigue siendo hermosa a pesar de que ahora es de hielo, y que mi pequeño árbol manzano que es el corazón de mi hogar ya no de tantos frutos como lo hacía en tu presencia. Le rezo a los dioses porque te dejen volver a mí, aun no comprendo por qué no nos dieron el perdón de nuestros pecados cuando lo que hicimos fue por amor, por qué castigarnos con tenerte separado de mi por 20 años y a ti durante ese mismo tiempo ponerte a apagar un fuego eterno. ¡Oh Zeus! ya mi apariencia va perdiendo esplendor, quedan pocas flores en mi cabello, el brillo que había en mi cara solo queda en mis ojos y son lágrimas hechas cristal, las hojas de mi cuerpo cubren los últimos lugares que tocaste en mí, mejor dicho cada vez me veo más mortal y menos como una ninfa.
Encontré tu post a traves de la iniciativa de @salvao de la semana lectora. Tienes mi upvote
Muchas gracias! me pasaré por tu perfil
Fuegos de Marguerite Yourcernar.Hermoso texto amoroso, @verdecita. Muy bien trabajado el sentimiento de pérdida o distanciamiento, la voz sufrida de la ninfa dirigiéndose a ese mancebo casi divino, y que se sabe en decadencia. Me recordó los relatos de
Gracias! @josemalavem, que bien que te haya gustado. No he leído los relatos de Fuegos, sin duda pronto lo haré, Saludos.