Hace más de diez años terminé esta novela que llamé El médico militar, ambientada en 1827, a pocos años de finalizada la Guerra de Independencia. Nunca he estado conforme con ella, así que cada tanto tiempo publico por acá un fragmento de los que sí me gustan, para ver si termino de encontrarle sentido.
Espero que sea de agrado.
El depósito de cadáveres ocupaba una sala pequeña y estrecha en la parte trasera del hospital. Los olores de la muerte se habían fijado a sus paredes de piedra desde hacía tiempo y reclamaban de los vivos que allí se asomaban una perentoria atención. Un par de grandes ventanas proporcionaban la iluminación necesaria. Los instrumentos de disección, no demasiado limpios, se amontonaban en una repisa baja apoyada en una pared de la que había comenzado a desaparecer el friso hacía ya algunos años atrás.
Sobre la mesa de mármol descansaba el cuerpo de un hombre anciano todavía vestido con humildes ropas de trabajo. Tenía sangre a un costado de la cabeza y en el cuello. Su rostro arrugado aún mostraba las señales de la vida: la convulsión, la recriminación, el dolor, el desengaño de todas las aspiraciones; de la serenidad de la muerte y la dulcificación de las facciones que según los testimonios de las almas sensibles hacían su aparición pocos minutos del después del deceso no había signos visibles. Era un fenómeno que nunca me había sido dado contemplar en mi demasiado larga experiencia y no lo esperaba ahora.
El doctor Cortesía nos recibió con grandes palmadas en las espaldas y saludos ruidosos. Era mi amigo desde que compartimos las aulas de la vieja escuela de medicina, pero en los últimos años apenas si nos habíamos visto. A Villareal estaba obligado a tratarlo con cierta frecuencia por razones profesionales, me enteré en ese momento. El aire circunspecto del teniente se hacía más notorio en contraste con la humanidad expansiva de mi antiguo condiscípulo. Cortesía señaló al muerto como si nos lo presentara y comentó que lo acababan de traer. Aún no sabían quién era. Al parecer, lo coceó una mula de su propiedad.
Nos invitó a salir de allí.
Hablaremos más cómodamente afuera, dijo, al tiempo que sacaba un pañuelo del bolsillo y se secaba la cara sudorosa. Hay por aquí un pequeño jardín en el que resulta agradable pasearse cuando uno está cansado de examinar vísceras. La muerte, mis queridos amigos, apenas si me deja tiempo para algo más.
Mientras recorríamos los pasillos en los que se amontonaban los enfermos, contemplaba en mi amigo las señales de mi propio deterioro. Recordaba a Cortesía como a un joven robusto y lleno de gracia que se movía con facilidad como si su cuerpo a pesar de su volumen no pesara, inclinado a las divagaciones y a las largas disertaciones especulativas. Ahora su abdomen arrastraba su cuerpo y se hubiera dicho que lo guiaba, marcando el ritmo de sus pasos. Su pelo, escaso y gris, colgaba en mechones desordenados sobre sus hombros. No me hacía ilusiones sobre los efectos de los años en mí mismo, pero me había acostumbrado a no mirarme en los espejos y eso me mantenía apartado de las desilusiones diarias.
Nos instalamos en un jardín lateral del hospital en el que había varios bancos de madera. Cortesía y yo ocupamos uno, y el teniente Villareal dijo que prefería mantenerse de pie. La sombra de un árbol nos cubría. Cerca, en otro de los bancos, dos mujeres permanecían abrazadas en un gesto de consuelo y desesperanza que se me hacía muy familiar. A simple vista, no podía determinar cuál de las mujeres era la enferma, porque ambas se veían igual de macilentas y agotadas. Tal vez las dos estuvieran enfermas y se consolaban mutuamente, pensé. Tal vez ninguna de las dos, y solo esperaran malas noticias.
Tenemos quince años acumulando desgracias sobre desgracias y estos escasos tres años de paz inestable e incompleta no son suficientes para curar las heridas, dijo Cortesía como si continuara un argumento que hubiera estado rumiando en silencio, y sospeché que así era. ¿Sabían que todavía hay grupos armados de realistas en los campos y en los caminos y se dedican al pillaje, al asesinato y al bandolerismo? Por supuesto que usted ya conoce esa situación, teniente, pero yo me acabo de enterar, y de la peor manera. Ayer trajeron a cuatro hombres asesinados por una partida realista. Los mataron luego de robarlos y obligarlos a dar vivas al rey. Uno de los hombres, el más joven, estuvo vivo el tiempo suficiente para contarme esa historia. La paz completa y perfecta de la república aún está muy lejos.
El teniente afirmó que ya conocían la situación de los bandoleros y en ese mismo momento se procedía a darles caza. Luego Pedro Cortesía había comenzado a hablar sobre las condiciones precarias del hospital y la urgente necesidad de construir otros.
Sólo con esta muestra de gran calidad narrativa (en los personajes, la descripción, la atmósfera del lugar y la historia que se asoma) sabemos que se trata de una novela que debe ser un texto que vale la pena conocer en su totalidad. Ojalá pueda ser posible en algún momento. Gracias y saludos, @rjguerra.
Saludos.Gracias por su amabilidad, su apoyo y sus palabras de aliento, @celf.magazine. Tal vez algún día me anime a sacarla del limbo en el que se encuentra.
Esta publicación ha recibido el voto de Literatos, la comunidad de literatura en español en Hive y ha sido compartido en el blog de nuestra cuenta.
¿Quieres contribuir a engrandecer este proyecto? ¡Haz clic aquí y entérate cómo!
Saludos.Gracias por su apoyo constante, @es-litreratos.
Congratulations @rjguerra! You have completed the following achievement on the Hive blockchain And have been rewarded with New badge(s)
<table><tr><td><img src="https://images.hive.blog/60x70/http://hivebuzz.me/@rjguerra/comments.png?202309080255" /><td>You made more than 900 comments.<br />Your next target is to reach 1000 comments. <p dir="auto"><sub><em>You can view your badges on <a href="https://hivebuzz.me/@rjguerra" target="_blank" rel="noreferrer noopener" title="This link will take you away from hive.blog" class="external_link">your board and compare yourself to others in the <a href="https://hivebuzz.me/ranking" target="_blank" rel="noreferrer noopener" title="This link will take you away from hive.blog" class="external_link">Ranking<br /> <sub><em>If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word <code>STOP <p dir="auto">To support your work, I also upvoted your post! <p dir="auto"><strong>Check out our last posts: <table><tr><td><a href="/hive-122221/@hivebuzz/pum-202308-delegations"><img src="https://images.hive.blog/64x128/https://i.imgur.com/fg8QnBc.png" /><td><a href="/hive-122221/@hivebuzz/pum-202308-delegations">Our Hive Power Delegations to the August PUM Winners<tr><td><a href="/hive-122221/@hivebuzz/pud-202309-feedback"><img src="https://images.hive.blog/64x128/https://i.imgur.com/zHjYI1k.jpg" /><td><a href="/hive-122221/@hivebuzz/pud-202309-feedback">Feedback from the September Hive Power Up Day