Me despierto a las 3:34 AM, al parecer sin razón aparente, tal vez como quien dice por ahí que algún alma en pena anda en vigilia por mí, tal vez el insomnio de pensar en alguien no me deja dormir y los recuerdos me levantan como sonámbulo para revisar si encuentro algún milagro hecho mensaje, pero no, simplemente la sed fue la excusa para intervenir mi sueño.

Tenía que levantarme temprano, el CENAF había organizado una cayapa fotografíca a Guatire, para así que varios aficionados o profesionales de la fotografía documentarán lo que es una tradición para el estado Miranda, la cual forma parte de nuestro folklore y refuerza nuestra identidad venezolana.

El llamado para encontrarnos todos como grupo se tenía pautado era a las 7:00 AM en la estación del metro de Miranda, para así abordar un transporte que nos llevará hasta nuestro destino que fue Guatire. Me levanté a las 6:20 AM, apurado, sin bañar, calentando agua para hacerlo; gracias a nuestro gran sistema hidrocapital que nos "ayuda" a racionar el agua de manera "conciente". El agua visita mi edificio tal cual distinguido y fugaz huésped que va y viene los jueves, sábados y domingos, los demás días solamente se deja ver por unos 15 o 30 minutos cada mañana o noche. Llamé a uno de los organizadores del recorrido y me dijo que aún no habían salido, que "posiblemente" saldrían a las 8, por cuestiones de que el grupo no había llegado aún; así que pude dar un respiro y esperar al visitante acuático.

Llegué a Miranda a las 8:10 AM, el autobús había salido a las 7:50; no sabía que hacer; ya estaba listo, tenía el bolso lleno tal cual el gato Félix, gracias a mi máma que pensaba que me iba de excursión por dos días a otro estado, tenía desayuno y almuerzo y una merienda casual, peleando por un espacio con un litro de agua fría y justo debajo de ellos; mi fiel compañera, Mi Nikon D60, bautizada por mí como "La máquina latina".

La duda me intervino, "¿Me devuelvo o me voy por mi parte?" estuve así unos 10 minutos, pensando si aventurarme por mi propia cuenta a un lugar que desconozco por completo y bien lo que me cuentan de Guatire no es para nada bueno.

Si bien estaba en el lugar para agarrar el transporte al estado de Miranda, pero nunca me había subido en uno de ellos o al menos ido a Guatire. Así que me dije a mi mismo, "¿Por qué no? Una aventura no hace daño."

"Señor, buenos días, ¿Como es la movida aquí? Pregunté yo. "¿Como llegó a Guatire?"

"Bueno flaco, facilito, agarra uno de nuestros autobuses (Publicidad no autorizada) y ese te deja en toda la avenida principal, no hay perdida chamo, 40 bolos y vas relajao, ¿Pa' donde exactamente vas tú chamo?" Pregunto el chofer

"Pa' la parranda de San Pedro." respondí como neofíto.

"Ahh bueno, montate pues, este deja en la avenida, y lo que haces es caminar derechito hasta la plaza".

La ruta duró unos 45 minutos, tal vez una hora, en todo el camino me pude dar cuenta de lo que se aquejaban muchos de mis amistades que viven en el estado vecino, la lentitud del transporte, el calor infernal y un muchos mas problemas del transporte público.

Llegué, desorbitado, extranjero, nervioso. Me encomendé a todos los santos que existieran y por santificar; ¨Derechito por la avenida principal¨ recordé las indicaciones del chofer; después de una larga caminata, encontre la plaza principal, repleta de allegados y devotos a la tradicion y folklore.

Tuve que abrirme paso ante el tumulto, donde supuestamente se encontraba el grupo de fotógrafos que habían organizado el recorrido; lo logré, entre a la iglesia y ahí es donde empezo la verdadera aventura.

La iglesia estaba aún más a tope que la misma plaza, el encierro hacía que las autoridades repartieran botellas de agua y estuvieran al pendiente de cualquier situación de alguna persona en caso de alguna asfixia o algo por el estilo.

Cada año, en la ciudad de guatire, los devotos de San Pedro, se reúnen en la plaza para rendir honor al apóstol y celebrar su dia de fiesta. la tradición consiste en asistir a la misa, después de esto salir a las calles y danzar, personificando a los personajes de la leyenda local de la esclava María Ignacia, donde los hombres se visten de María Ignacia y danzan al compás del cuatro y los tambores; aquí un poco de lo que pude capturar.

Cabe destacar que la parranda de san pedro fue declarada por la Unesco como Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad el 5 de diciembre del 2013. Así reforzando aún más, nuestro folklore venezolano a nivel mundial.

Y hasta aquí el post documentalista de hoy; solo me queda decirles que cada vez que se les presente una oportunidad para conocer, para crear, para crecer; no la desperdicien, aunque las dudas abunden, siempre estará presente la curiosidad por la aventura.