Estas celebraciones marcan el principio del fin del año, es un mes de descanso y mucha alegría en los cuales los venezolanos nos hemos acostumbrados a compartir y a derrochar el fruto económico por lo que hemos trabajado durante el año y con gran emoción esperamos estas fechas. Es una época distinta que está llena de buenos deseos hacia el prójimo.
Con el transcurrir del tiempo estas celebración han desviado el norte perdiendo la espiritualidad pienso que hay personas que ni siquiera saben el significado de estas fechas ya que el materialismo ha tergiversado tanto estas celebraciones que todo gira hacia lo mundano, la presión por el consumos es tan alto que muchas personas se deprimen por no poder complacer a su familia en sus deseos de regalo, el índice de consumo de alcohol es mayor en estas fechas, en su ímpetu de celebrar se cometen abusos ecológicos al contaminar el ambiente con excesos de fuegos artificiales.
Ya con lo tergiversada que están estas fechas es como para ponerse a pensar… pero si hablamos de la situación actual? Cómo será nuestra navidad en Venezuela con la familia desmembrada, la economía extremadamente deprimida, la inseguridad desbordada, la escasez y la soledad.
De manera forzada y como respuesta a decir NO A LA FRUSTRACIÓN Y A LA DESESPERANZA se hace necesario volver al origen de esta celebración, buscar paz en los corazones, sin materialismo, recordar el nacimiento de Jesús en un pesebre, compartir lo poco o mucho que se tenga, ayudar a quien se encuentre en soledad y tristeza, escuchar música, divertirse con los niños y a los que les gusta orar poner todo su empeño para que esto sea un aprendizaje jamás olvidado y se tome como una lección de vida que siempre tendremos presente y la aceptamos como una gran víspera de abundancia.