¡Jejeje!... ¡Gracias cariño! Como lo mencioné en el preludio de mi publicación, aunque es un regalo para mi amada viejita; es también - y quisiera que lo tomaran así - un regalo para todas ustedes. Madres que se han entregado a sus hijos y a sus trabajos con tanto empeño y valentía, que son un ejemplo palpable de ese amor incondicional que nos ayuda a ser mejores hombres.
¡Te envío un fraterno abrazo, mi querida amiga!