Dios nos enseña cada día que la vida es una sola y debemos saber cómo vivirla, con cada detalle, aunque parezca insignificante ante nuestros ojos, se nos abren infinitas posibilidades de aprender cosas nuevas. Incluso una gota de lluvia, en su inevitable caída, encierra una enseñanza, tal vez inefable, pero muy útil.
Abramos nuestro corazón para aprender todos los días algo nuevo...
No pasemos por alto esta única oportunidad que se nos ha dado...
Y sobre todo: No le demos la espalda a aquellos que quieran despertarnos...
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