Despierta sobresaltado.
Es medianoche.
Tiene hambre.
Siente un deseo intenso de comer carne, pero no de las que prepara su madre, sino cruda.
Baja hasta la cocina pero no consigue lo que busca.
Intenta cerrar la boca pero no puede, sus colmillos han crecido tanto que se lo impiden.
También sus uñas lo han hecho y son como fuertes garras.
Su cerebro ha dejado de pensar y los instintos son los que dominan sus neuronas.
Necesita carne, cruda, sangrante y si no la consigue siente que morirá.
El ruido de una puerta lo pone en alerta,
Unos pasos que se dirigen a donde está le alegran.
La presa se lo hará fácil al cazador.
-¿Quién está allí?
Es Marga, la señora que hace las tareas domésticas en la casa.
Se esconde detrás de la puerta.
Siente sus pasos lentos, tal vez los cincuenta ya le pesan.
Pasa hasta la cocina y él cierra la puerta.
Con ojos desorbitados por el terror ella intenta llamarlo por su nombre, pero un zarpazo de su brazo casi le corta por completo el cuello.
No cae al suelo porque él sostiene su cuerpo y con desesperación va comiéndoselo.
En pocos minutos solo pedazos de ella quedan regados en el piso.
Escucha otra puerta abrirse en el cuarto de su madre.
Su hambre continua pero no la espera para hacerle lo mismo.
Sale a la calle.
Cazará una nueva presa.
Se ha transformado en un insaciable depredador en el cuerpo de un ser humano.
Fuente de la imagen
Interesante tu historia tenia tiempo sin leerlo. Saludos y Suerte!