La foto que les comparto hoy me remonta a una época muy dura, era agosto de 2016 mi hijo Rafael tenía 11 meses y pronto cumpliría el primer año, él estaba aún recibiendo vacunas respectivas para su edad, allí nos encontrábamos en el hospital de mi ciudad, porque había que ir días específicos para probar suerte y ver que vacunas estaban disponibles.

Lo peor de todo el proceso de vacunación era las reacciones en el cuerpo de mi bebé, pasaba la noche entera con llanto y fiebre, era muy agotador estar en vela con él en los brazos, tratando de calmarlo y procurando controlar la fiebre para que está no sobrepasaba los límites.

Fueron muchos momentos de introspectivos y de soledad aunque mi mamá estaba en la habitación contigua, pues yo no tenía una lámpara tenue y así que dejaba encendida la televisión pero en completo silencio, solo lo usaba para la luz mientras seguía meciendo a mi hijo para que descansara en mis brazos y pensando tantas cosas, esos momentos de la maternidad fueron muy importantes, pues nadie más podía estar allí sino yo.