Relato: El sueño del pueblo colorido

Algo me ahogaba, como si tuviera un nudo en la garganta, como si alguien estuviera ahorcándome. No sabía qué o quién era. Podía percibir brazos invisibles, mas no el rostro. Logré combatirle, quitármelo de encima. Intento levantarme, pero no lo lograba. En uno de esos intentos, motivada más por la consternación que me produjo aquella experiencia, le pedí protección a Dios.

Al amanecer, me costó mucho trabajo levantarme. De pie, noté un pedazo de madera incrustada en lo alto de lo que parecía ser una puerta que daba a la calle. En ella había unas palabras escritas sobre la importancia de tener dignidad, del autocuidado y la defensa ante el abuso de otras personas.

Para cuando salí de casa, descubrí que estaba en un poblado de edificios pintorescos y vibrantes colores entre amarillos, naranjas y rojos. Parecía un pueblito encantador que se encontraba en medio de una feria, con su kiosco adornado con banderines.

Caminé por la calle principal, entre la gente que iba y venía. De repente llegué a una callejuela, buscando al zapatero, y pronto me di cuenta que en su puerta faltaba un pedazo... El mismo que había encontrado en la entrada de la casa. Esa súbita realización me hizo dar la vuelta para correr de vuelta a casa, pidiendo ayuda a mi abuelo, quien falleció hace más de una década.

No sé si mi abuelo acudió a mi ayuda. Eran las 4:07 de la mañana cuando abrí los ojos y miré a mis alrededores. Estaba en el cuarto de mi casa en la ciudad. Con un suspiro, me incorporé, con el corazón en la mano, demasiado sorprendida más no asustada debido a que ya había tenido parálisis de sueño hace muchos años.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez, quizás hace unos cinco años o menos. La verdad no lo recuerdo. Sin embargo, confieso que me sorprendió muchísimo que luego de esa experiencia soñara con estar en un pueblo que no me es del todo familiar. ¿Qué podría significar ese sueño, esa experiencia?, ¿y qué tenía qué ver mi abuelo en todo ello? Sabía que la parálisis del sueño se debía a todo un conjunto de factores, desde no dormir muy bien hasta acumular mucho estrés; de hecho, en estos días he estado sintiendo mucho estrés, así que doy por hecho que pudiera tratarse de ese detalle. Sin embargo, el soñar de inmediato que ando en un pueblito que no conozco y pidiendo ayuda a mi abuelo... Solo Cristo sabrá qué sucedió ahí, en mi subconsciente. Por ahora, prefiero volverme a dormir y esperar a que amanezca para realizar la despensa semanal en el mercado.