Image by Engin Akyurt from Pixabay
La noche pintaba fría como suele ocurrir en diciembre. Una fina llovizna había estado humedeciendo la mañana. Tras su paso, dejó un viento del norte que anunciaba un cambio brusco de la temperatura para cuando el sol se ocultara.
El auto se detuvo frente a la amplia puerta de cristal del edificio marcado con la inscripción Hospital Materno. Primero se bajó el conductor que a simple vista se notaba nervioso. El muchacho, con torpeza, ayudó a salir a la pasajera que venía en el asiento trasero. La prominente barriga descubría un embarazo a término.
En Información le indicaron seguir hasta el final de un pasillo, situado a la derecha de la puerta de entrada. El joven tomó una silla de ruedas para agilizar el trayecto hacia la consulta indicada. En el rostro casi adolescente de la parturienta se dibujaba una mueca de dolor. La llegada de su hijo era inminente.
A María Karla le costaba entender lo que le sucedía. Hacía dos años que había perdido a su madre luego de una larga enfermedad. El trágico suceso le arrebató también al padre dominado por una tristeza insuperable. Él seguía en la casa, pero era incapaz de mostrar interés por lo que le rodeaba. Nadie pudo explicarle a ella por qué su cuerpo cambiaba. Por ese tiempo ya había abandonado la escuela para cuidar de su papá.
En el hospital, a pesar de lo avanzado de la noche, había mucho movimiento. La sala indicada resultó estar abarrotada de pacientes. Un ir y venir presuroso del personal hospitalario delataba la complejidad del momento. Por suerte, para el impresionado joven que acompañaba a María Karla, una enfermera se les acercó para ayudarlos.
El rápido examen del doctor que cubría la guardia médica reveló que el bebé estaba ansioso por salir. María Karla fue conducida con urgencia al salón de parto. Antes de que la camilla donde la llevaban se perdiera tras las puertas del salón, ella levantó la cabeza en busca de su acompañante y le dedicó una sonrisa de agradecimiento.
Juan José regresaba tarde a casa después de un día intenso de trabajo. Todos los años, antes de las vacaciones navideñas, había mucho que hacer en la oficina. A mitad de camino detuvo bruscamente el auto. Una muchacha le hacía señales con una mano, mientras se sostenía la barriga con la otra. María Karla supo que estaba al parir cuando un líquido le corrió por sus piernas.
En la cafetería del hospital Juan José dejó que transcurriera el tiempo. La madrugada avanzaba soñolienta. Después de dejar a la joven en manos expertas, no pudo irse a casa. Una extraña sensación lo mantenía allí.
El ajetreo de unas horas antes había desaparecido. Ahora el silencio señoreaba en los pasillos del hospital. Juan José regresó a la sala de espera del salón de partos en busca de información. Unos pocos acompañantes dormitaban en los bancos con los cuerpos encogidos para engañar al frío. Él prefirió quedarse de pie junto al cristal de una ventana. Un fuerte viento despeinaba los árboles en la calle.
La misma enfermera que a su llegada los había recibido se le acercó sonriente.
-¡Felicidades, papá! Su esposa ha tenido un saludable varoncito.
Juan José, confundido, le mostró su agradecimiento.
-¿Cómo le llamarán? – preguntó curiosa la enfermera.
-Jesús, hoy es Navidad.
English Version
THE NATIVITY
The night looked cold as it usually does in December. A fine drizzle had been dampening the morning. In its wake, it left a northerly wind that heralded a sharp change in temperature by the time the sun went down.
The car stopped in front of the wide glass door of the building marked with the inscription Maternity Hospital. First the driver got out, who at first glance looked nervous. The guy awkwardly helped the passenger in the back seat out of the car. The prominent belly revealed a full-term pregnancy.
At the information desk, he was told to go to the end of an aisle, located to the right of the entrance door. The young man took a wheelchair to speed up the journey to the indicated consultation. On the almost adolescent face of the laboring woman there was a grimace of pain. The arrival of her child was imminent.
Maria Karla found it hard to understand what was happening to her. It had been two years since she had lost her mother after a long illness. The tragic event also took away her father, who was overcome by an insurmountable sadness. He was still at home, but was unable to show any interest in his surroundings. No one could explain to her why her body changed. By that time she had already dropped out of school to take care of her father.
At the hospital, despite the late night, there was a lot of movement. The ward indicated turned out to be crowded with patients. A hurried comings and goings of hospital staff betrayed the complexity of the moment. Luckily for the impressed young man accompanying Maria Karla, a nurse approached them to help.
A quick examination by the doctor covering the medical ward revealed that the baby was anxious to come out. Maria Karla was rushed to the delivery room. Before the stretcher on which she was being carried was lost behind the doors of the room, she raised her head in search of her companion and gave him a grateful smile.
Juan José was returning home late after an intense day of work. Every year, before the Christmas Holidays, there was a lot to do in the office. Halfway home he stopped the car abruptly. A girl was signaling him with one hand, while holding her belly with the other. Maria Karla knew she was in labor when a liquid ran down her legs.
In the hospital cafeteria, Juan José let the time pass. The dawn was moving sleepily forward. After leaving the young woman in expert hands, he could not go home. A strange feeling kept him there.
The hustle and bustle of a few hours before had disappeared. Now there was silence in the corridors of the hospital. Juan José returned to the waiting room of the delivery room in search of information. A few companions were dozing on the benches with their bodies curled up to cheat the cold. He preferred to stand by a window pane. A strong wind ruffled the trees in the street.
The same nurse who had greeted them on their arrival approached him smiling.
-Congratulations, Dad! Your wife has had a healthy baby boy.
Juan José, confused, showed his appreciation.
-What will you call him? - the nurse asked curiously.
-Jesus, today is already Christmas.
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Magnífico relato que reinterpreta y actualiza la historia original de la Natividad, o de la Navidad. Saludos, @leopard0.
@tipu curate
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