Jonas, un niño muy curioso, observador y quien tenía una capacidad para razonar muy particular, escuchaba desde su silla en el salón de clases lo que el profesor decía sobre esa inmensa estrella que nos alumbraba todos los días. "¿Podía ser eso cierto: que el sol estuviera tan lejos y aun así, esos rayos de luz quemarte la piel y provocar tanto calor?", se preguntaba el curioso niño.

No dejaba de sorprenderse que esa estrella que parecía tan pequeña hiciera tal proeza y no solo eso, sino que el profesor también dijo que el sol liberaba mucha energía en apenas un segundo.

Con estos pensamientos se fue Jonas a su casa a preguntarle a la única persona que podía aclararle todas sus dudas: su mamá Dora.

Dora, ni siquiera había estudiado y a duras penas sabía leer, se quedaba todos los días lavando la ropa de sus vecinos por algunos centavos y su esposo desde muy tempranito salía a trabajar en las minas del pueblo para ganarse el pan de cada día; pero estos maravillosos padres, hicieron todo lo posible para que sus tres hijos estudiaran.

Esa tarde cuando Jonas llegó del colegio encontró a su madre descansado después de una larga faena y apenas la vio le preguntó:

-Mamá quien es el dueño del sol

La mamá ya estaba acostumbrada por las inquietudes constantes de su hijo mayor que con apenas 9 años no dejaba nunca de preguntarse por las cosas que lo rodeaban.

Dora aunque no tenía una educación formal, era una mujer muy sabia e intuitiva y le dijo:

-Hijo a veces aquello que menos importancia le damos y que son necesarias para la vida no son de nadie, no tenemos que pagarle al aire para que llene nuestros pulmones, jamás le hemos pagado a un árbol para que nos brinde sombra, a la lluvia por regalarnos su gotas de agua, ni un rio por refrescarnos en su quebrada, simplemente hay cosas que no tienen precio y solo queda maravillarnos ante ellas por tan noble y gran gesto de estar allí para nosotros, nuestro pago como agradecimiento es cuidar y conservarlas para que sigan regalándonos su existencia.

Creo que las sabías palabras de su madre Dora quedaron para siempre en la mente de Jonas, porque años después cuando habiéndose graduado como médico y destacándose en la rama de la investigación, descubriendo la famosa vacuna de la poliomelitis le preguntaron en una entrevista televisiva "quién poseía la patente de la vacuna, Jonas Salk respondió: «No hay patente. ¿Se puede patentar el sol?»."

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Biografía de Jonas Salk

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Traducido y formateado con Hive Translator Historia original de @cositav excepto algunas referencias tomadas de la vida de Jonas Salk por @noakmilo.