El autor y su obra: Oscar Cruz.

de niño los viejos me compraron un Porfiao. véase un muñeco vacío de lenguaje, que lleva el contrapeso en la base y que golpeado con fuerza en cualquier dirección, siempre termina por estar derecho. tenía la sonrisa atroz y la mirada hueca.

pasé largas horas sentado
tratando de tumbralo, pero nunca lo lograva.
por más que en la cabeza lo golpeé
el rojo muñecón se la agenció para quedar
derecho.

el juego me volvió el Gran Porfiao:
véase un sujeto vacío de lenguaje,
que lleva el contrapeso entre las piernas y que,
golpeado con fuerza hacia cualquier dirección,
siempre termina por estar derecho.

esto no les agrada a los mayores,
tan alegres y enfocados en el arte de mandar.

soy para tu bien el Buen Muñeco.
si quieres comprobar cómo me enderezo

golpea mi cabeza.

_{Texto tomado del libro "La Maestranza".}

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Este es Oscar Cruz, un poeta que refleja su vida entre líneas. Sus textos nos llevan de inmediato hacia la cotidianidad, sucesos domésticos e incluso la vida entre los suburbios de la ciudad. Porque sí, Oscar fue (o es, quizás,) un hombre de barrio, de ahí la crudeza de su discurso.

Pero ustedes se estarán preguntando, ¿por qué les hablo hoy de Oscar?

Hace ya unas semanas, la Biblioteca Provincial Elvira Cape tuvo a bien invitarlo al espacio mensual "El Autor y su Obra". Esta es una actividad que se realiza con el fin de entrevistar y dialogar con autores notables del territorio. Creo que la invitación no pudo ser más oportuna.

Yo también fui invitado por los organizadores, y me pidieron que leyera uno de sus textos. Elegí "El Buen Muñeco" porque fue el primer poema de Oscar al que me enfrenté en el libro "La Balada del Buen Muñeco" (Colección Sur). Desde aquel entonces fue un impacto grandísimo el que tuve, así que pensé sería genial rendirle homenaje de esta manera.

Durante la entrevista que condujo el periodista Reinaldo Cedeño pude conocer a ese "buen muñeco" desde otra perspectiva. Él contó al auditorio cómo vivía en un barrio marginal y fue gracias a la poesía que logró salir de allí. También hizo la historia de su visita a varios países, precisamente por su trayectoria literaria. Contó además cómo ganó sus primeros premios (Juegos Florales en Santiago de Cuba y el Premio David de la UNEAC), todo esto mientras se insertaba en el mundo editorial, en el cual lleva ya alrededor de dos décadas.

Pero otro momento que disfruté mucho fue la intervención de Vocal Vidas, grupo vocal femenino que defiende las tradiciones musicales de nuestro país a través de arreglos sumamente complicados y bien logrados. No obstante, el grupo fue invitado con mayores pretenciones. Una de sus integrantes, Annia, es la esposa de Oscar, y con ella también pudimos ver más facetas de ese hombre sencillo.

Reinaldo pidió a Oscar su definición de poesía. Él le respondió que era un motor de impulso, un estado y una energía que te obliga a vivir en el presente y no perderte de las cosas. Y ese impulso, como hemos visto, ha podido llevarlo a muchos lugares.

Cuando leí por primera vez su libro, no pensé en que lo conocería personalmente ni tampoco que podría ayudarme en mi camino como escritor nobel. Son pocos los meses de trabajo en equipo, pero confieso que he visto un cambio sustancial en mí desde que lo conocí. Y es hasta gracioso, pues como tenemos el mismo apellido varias personas piensan que somos padre e hijo, cuando en realidad es solo un gran amigo al que ya tengo mucho que agradecerle.

La poesía de Oscar es un desafío de leer, pues son muchas las bofetadas que propina con sus versos. Aún así, creo que es una excelente lectura entre los autores cubanos contemporáneos.

Y ustedes, ¿ya habían escuchado hablar de él? ¡Cuéntenme en los comentarios!

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