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DC Entertainment y Warner Bros optaron por comenzar el 2024 con, como dicen por ahí, «toda la carne al asador». Sin más llegó el estreno de la primera parte de Justice League: Crisis on Infinite Earths, el evento cumbre del universo de DC trasladado ahora en formato de animación. La película prometió ser el abreboca a un cataclismo cósmico que uniría a diferentes versiones de muchos de los superhéroes más populares de distintos universos, por lo que, para sorpresa de nadie, levantó mucha expectativa en el fandom. Por mi parte, tras verla y digerirla puedo decir que, aunque por momentos se sintió un poco apresurada, cumplió y elevó el interés (al menos mi interés) para las próximas entregas de este Tomorrowverse.

Para quien no lo sepa (y a modo de contexto), DC lleva una década a la cabeza de la animación de superhéroes. Esto desde el inicio y fin del DCAMU (Universo de Películas Animadas de DC por sus siglas en inglés) con Justice League: The Flashpoint Paradox (2013) y Justice League Dark: Apokolips War (2020). Entre ambas sumaron un total 16 producciones, la mayoría de gran calidad, por lo cual el DCAMU dejó la vara muy alta. Apenas unos meses después de la conclusión de dicho universo interconectado, Superman: Man of Tomorrow abrió el telón del nuevo proyecto, que es lo que se conoce como Tomorrowverse; un esquema igual de ambicioso, a pesar de que en sus comienzos recibió críticas diversas, sobre todo por su estilo de dibujo.

En fin; centrándonos en Justice League: Crisis on Infinite Earths - Parte 1 puedo afirmar que por sí sola es una excelente película. Cualquiera que esté tan solo un poco familiarizado con los héroes clásicos de DC podría fácilmente entender las motivaciones de los personajes, su personalidad y entorno. En pocas palabras, no se requiere ser un gran conocedor de los cómics, ni siquiera de las películas animadas, para disfrutarla. No obstante, sí recomiendo ver las demás obras del Tomorrowverse para tener plena noción de este universo y especialmente sobre el importante papel que juegan aquí los velocistas, como uno de los personajes más queridos por la casa: Flash.

Esto hay que tenerlo claro: Crisis on Infinite Earths en, de cierta forma, una película sobre el corredor escarlata. Me arriesgaría a decir que todo este universo y (esto lo sabrá quién haya visto las películas del DCAMU) el anterior se basan en las acciones de Flash. Es él, de cierta forma, culpable de la situación actual y asimismo intenta ser su redentor, pues el consciente del daño que ha causado desde que su primer Flashpoint. Sin embargo, no es el único personaje que goza de protagonismo en esta oportunidad, y me resulta una dicha volver a ver a personajes como el Sindicato del Crimen, aunque fuera por un breve período de tiempo.

Esa es quizá la única queja que tengo sobre esta producción; lo que mencioné en el primer párrafo: se siente, en algunos tramos, apresurada. Abarcar tanto, y tantos personajes, en tan poco tiempo deriva en que irremediablemente quede esa sensación de prisas. Los eventos suceden con mucha rapidez y es fácil dejar de lado algún hecho relevante por una mínima desatención. Pero eso no anula la grandiosa experiencia que es. Si la idea era incrementar el hype, sin dudas que DC Entertainment y Warner Bros lo han logrado; se espera que la segunda y tercera parte lleguen también en el 2024, y espero que ambas, principalmente la última, sean un carrusel de emociones sin igual.