Marisol, a sus 50, habia soñado que se moría y tan vivido fue el sueño que no tuvo dudas del presagio. Resignada, puso todos sus asuntos en orden y decidió seguir viviendo como si no supiera del destino.
Vendió todo lo que ya no usaba y lo que no se podía vender lo regaló. Se quedó con lo estrictamente necesario y de las ganancias empezó a pagar el arriendo y los servicios por adelantado, pues no quería dejar deudas que amarraran a su espíritu en este plano.
Empezó a cambiar su forma de vida y de vivir en la abundancia y la opulencia, pasó a un estilo minimalista y ordenado.
Abandonó su trabajo después de entrenar a su remplazo, pues no quería que su muerte repentina causara daños a la empresa a la que le había dedicado tantos años y se fue a casa a esperar que la parca entrara por la puerta.
Al cabo de unos días, y ya aburrida de esperar, se puso a escribir sus memorias y las envío a su amiga Eloisa para que las corrigiera. No le importaba morir, pero no quería ser olvidada. Pero tampoco quería pasar vergüenza dejando unas memorias mal escritas.
Eloisa amo tanto la historia, llena de tantos sacrificios en la infancia y vivo ejemplo de superación y residencia, que se la envió a su novio dueño de una editorial. Antes de que acabara el año el libro de Marisol estaba publicado y en las vidrieras de las principales librerías del país, rompiendo records de ventas.
Con las regalías de las ventas de su libro Mari financió un pequeño proyecto de Eloisa para publicar a varios escritores locales y fue así como conoció a Matías, con el que tuvo un romance.
Al principio ella no quería salir con él, no quería morirse y dejarlo solo, pero cuando le dijo a él sus temores y le habló de su sueño, él simplemente contestó: "Todos vamos a morir algún día, Mari. Es lo único seguro en esta vida."
Los años pasaron sin que Marisol se diera cuenta, siempre sin expectativas y sin dejar asuntos pendientes y cuando con 78 años, la Parca tocó su puerta, el único reclamo de Marisol fue que se la llevaba antes de explicarle a Matías las mañas de la vieja lavadora que tenían en casa.
English version by Google translate
Marisol, at 50, had dreamed that she was dying and the dream was so vivid that she had no doubts about the omen. Resigned, she put all her affairs in order and decided to continue living as if she did not know about her destiny.
She sold everything she no longer used and gave away what could not be sold. She kept only what was strictly necessary and from the profits she began to pay the rent and the services in advance, because she did not want to leave debts that would tie her spirit to this plane.
She began to change her way of life and from living in abundance and opulence, she moved to a minimalist and orderly style.
She left her job after training her replacement, because she did not want her sudden death to cause damage to the company to which she had dedicated so many years and she went home to wait for the grim reaper to enter through the door.
After a few days, and already tired of waiting, she began to write her memoirs and sent them to her friend Eloisa to correct them. She didn't care about dying, but she didn't want to be forgotten. But she also didn't want to be embarrassed by leaving a poorly written memoir.
Eloisa loved the story so much, full of so many sacrifices in childhood and a living example of overcoming and resiliency, that she sent it to her boyfriend who owned a publishing house. Before the year was out, Marisol's book was published and in the windows of the main bookstores in the country, breaking sales records.
With the royalties from the sales of her book, Mari financed a small project by Eloisa to publish several local writers and that's how she met Matías, with whom she had a romance.
At first she didn't want to go out with him, she didn't want to die and leave him alone, but when she told him her fears and spoke to him about her dream, he simply answered: "We're all going to die someday, Mari. It's the only sure thing in this life."
The years passed without Marisol noticing, always without expectations and without leaving any pending issues, and when at 78 years old, the Grim Reaper knocked on her door, Marisol's only complaint was that he was taking her away before explaining to Matías the tricks of the old washing machine they had at home.
Imágenes de mi propiedad, tomadas con teléfono Motorola Edge 30 Neo.
Ja, ja, ja. Nunca estaremos preparados para recibir a la parca. De los pendientes, de seguro, habrá quien la solvente, y sin no, será porque no eran importante. Excelente ejercicio de escritura.
Saludos.
Tal, cuál. Lo que temes no sucederá, y vivimos preocupados por detalles intrascendentes.
Solo espero que la nueva no traiga mañas y viva tanto como Marisol.