¡Saludos amantes del café! Hoy me paso por aquí para hablaros de una cafetería que encontré por sorpresa, apareció literalmente en medio de la nada, y pude disfrutar de un delicioso café. Acompañadme y os cuento.

En esta época de compras de última hora, de correr por la ciudad y con poco tiempo para hacer recados, encontrar un buen sitio donde disfrutar de un café y un tentempié resulta todo un reto.

Después de caminar un par de horas buscando el regalo de Navidad de mi marido, estaba cansada. Miré dentro del Centro Cívico, donde antes había un restaurante pero el local llevaba años abandonado, y vi el enorme cartel que ponía Lonchería abierta y una humeante taza de café.

Me quedé muy sorprendido. Me alegró ver todo el centro del centro cívico tan activo con tiendas de regalos navideños y la Lochería en medio. Me recordó a cuando era niña y venía con mi familia a comer a este lugar.

Entré y pedí un café con leche con un pan de queso. Luego vi en su mostrador que tenían pandebono, que es un bocadillo tradicional a base de harina de mandioca y queso, así que también pedí uno.

Me encantó la presentación. El plato del bocadillo era una impresión que parecía un cuadro de arte moderno.

La taza de café era totalmente transparente y no tenía sitio para sujetarla. Al principio pensé que me quemaría las manos, pero me di cuenta de que era una taza dentro de otra taza que además de elegante no dejaba que el calor me llegara a los dedos.

La mesa tenía una pequeña planta y un mantel. Esos son los pequeños detalles que me gustan cuando me siento a disfrutar de mi café.

Todo el interior del mostrador estaba iluminado con adornos navideños. La cafetera con su aroma a café y todo el ajetreo habitual de los visitantes del centro cívico.

Cuando terminé de disfrutar de mi delicioso café. Me sentí feliz y pude darme cuenta de que casi había terminado de comprar los regalos de Navidad para toda la familia.

Espero que esta visita les haya gustado tanto como a mí. Hasta la próxima. Hasta la próxima. Chao!