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A menudo, la vida parece sumergirse en la oscuridad, dejándonos en un estado de confusión y desorientación. Desde el momento en que llegamos a este mundo, nuestra búsqueda por la luz se convierte en el motor de nuestra existencia, sin embargo, debemos reconocer que esta "luz" no es más que una compleja combinación de matices, entrelazados con sombras que dan forma a nuestra realidad.
Escapar de este laberinto existencial nos lleva, inexorablemente, a un túnel donde el punto final se va ampliando, transformándose en una luz más profunda y significativa. Sin embargo, hablar de ese final puede parecer intrascendente, ya que no hay nada sorprendente en la existencia misma. Desde el instante en que fuimos solo una idea en la mente de quienes nos dieron vida, el punto final ya estaba establecido.
El proceso de vivir está intrínsecamente ligado a nuestra necesidad de existir. A menudo nos encontramos en el filo de una cornisa, obligándonos a caminar con precaución y a prestar atención a los detalles que antes pasábamos por alto. En esos momentos, cada respiración se siente más intensa.
Quienes se apresuran por alcanzar metas a menudo acortan su tiempo de existencia, ya que correr no nos permite ganar tiempo. El reloj sigue marcando cada segundo, y este tiene el mismo peso, sin importar si avanzamos rápidamente o a un ritmo pausado.
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La realidad, tal como la conocemos, es un constructo subjetivo; nada es completamente real. Todo lo que percibimos es consecuencia de lo que cada uno de nosotros crea o interpreta. Si aceptamos que una única forma de pensar es la única realidad, estamos negando nuestra capacidad de razonar y, en consecuencia, vivimos en realidades ajenas a la nuestra.
Por ello, es fundamental establecer nuestra propia realidad, aunque esta sea una frágil sensación de creencia personal. La manifestación de nuestras ideas es una convergencia de pensamientos ajenos, y de ahí surge la confrontación en busca de crecimiento. La discusión de ideales y conjeturas propias se convierte en un murmullo en medio de millones de voces que expresan sus pensamientos.
Así, las sociedades se construyen en base a costumbres sectarias, ya sea en la religión, la alimentación o el ámbito social. Nos miramos unos a otros, sintiéndonos afectados por las experiencias ajenas. Este acto de empatía es digno del ser humano, pues ponernos en el lugar del otro es un signo de humanidad.
Sin embargo, es crucial recordar que el dolor y las dificultades son experiencias personales. Aunque podemos ofrecer apoyo, la decisión de seguir luchando o rendirse es interna y única para cada individuo.
La vida no se mide por la exhibición de fortaleza y bienestar; más bien, se vive por la necesidad urgente de existir. En muchos casos, la muerte puede parecer más atractiva, llevándonos a considerar el abandono de esa chispa de energía que nos mantiene vivos.
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Como mencioné al principio, a veces todo parece oscurecerse, y esa oscuridad, intensa y casi mórbida, puede atraparnos. Sin embargo, es en lo más profundo de nuestra mente donde tal vez comprendemos que lo oscuro también puede contener destellos de luz.
La vida puede resultar abrumadora, especialmente cuando sufrimos por los demás, sin importar quiénes sean. Sin embargo, es esencial continuar adelante. Todo lo que hoy nos causa llanto, tarde o temprano, encuentra consuelo en el pensamiento de que aquellos que han cruzado el umbral ya no sufren más.
Las heridas que llevamos son como pequeñas garras que lastiman el alma. Es fundamental esforzarnos por no dejar escapar esa luz divina que nos otorga vida, para poder cumplir con aquello que, eventualmente, comprenderemos.
Esta comprensión queda en suspenso, ya que podemos enseñar a otros a caminar, pero jamás podremos caminar por ellos. Es un recordatorio de que, aunque el viaje de la vida está lleno de desafíos y momentos de oscuridad, cada uno de nosotros tiene la capacidad de encontrar y cultivar su propia luz.
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Life often seems to plunge us into darkness, leaving us in a state of confusion and disorientation. From the moment we arrive in this world, our search for light becomes the driving force of our existence, yet we must recognize that this “light” is nothing more than a complex combination of nuances, intertwined with shadows that shape our reality.
Escaping from this existential labyrinth leads us, inexorably, to a tunnel where the end point is widening, transforming into a deeper and more meaningful light. However, to speak of that end may seem inconsequential, since there is nothing surprising in existence itself. From the instant we were just an idea in the minds of those who gave us life, the end point was already established.
The process of living is intrinsically linked to our need to exist. We often find ourselves on the edge of a ledge, forcing us to walk with caution and pay attention to details we previously overlooked. In those moments, each breath feels more intense.
Those who rush to achieve goals often shorten their time of existence, as running does not buy us time. The clock keeps ticking every second, and it carries the same weight, regardless of whether we move quickly or at a leisurely pace.
Reality, as we know it, is a subjective construct; nothing is completely real. Everything we perceive is a consequence of what each of us believes or interprets. If we accept that a single way of thinking is the only reality, we are denying our ability to reason and, consequently, we live in realities outside our own.
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Therefore, it is essential to establish our own reality, even if it is a fragile sense of personal belief. The manifestation of our ideas is a convergence of other people's thoughts, and from there arises confrontation in search of growth. The discussion of one's own ideals and conjectures becomes a murmur amidst millions of voices expressing their thoughts.
Thus, societies are built on the basis of sectarian customs, whether in religion, food or the social sphere. We look at each other, feeling affected by the experiences of others. This act of empathy is worthy of being human, because putting ourselves in the other's place is a sign of humanity.
However, it is crucial to remember that pain and hardship are personal experiences. While we can offer support, the decision to keep fighting or give up is internal and unique to each individual.
Life is not measured by the display of strength and well-being; rather, it is lived by the urgent need to exist. In many cases, death may seem more attractive, leading us to consider giving up that spark of energy that keeps us alive.
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As I mentioned at the beginning, sometimes everything seems to get darker, and that darkness, intense and almost morbid, can trap us. However, it is in the depths of our mind that perhaps we understand that the dark can also contain glimmers of light. Life can be overwhelming, especially when we suffer for others, no matter who they are. However, it is essential to keep moving forward. Everything that causes us to weep today sooner or later finds comfort in the thought that those who have crossed the threshold no longer suffer. The wounds we carry are like little claws that hurt the soul. It is essential to strive not to let go of that divine light that gives us life, in order to fulfill that which we will eventually understand. This understanding remains in abeyance, for we can teach others to walk, but we can never walk for them. It is a reminder that although life's journey is filled with challenges and moments of darkness, each of us has the ability to find and cultivate our own light.
La realidad es un laberinto, lo que yo creo que es bueno para mí resulta ser malo para otro. En definitiva, la vida misma nos ha introducido en un túnel tan oscuro, que parece que mis valores y principios en la vida son los que determinarán la luz que quiero que me alcance. La fe y la creencia pueden ayudar mucho a conseguir esa luz de la vida, pero, aun así, no estoy obligado a hacer creer a otro en lo que yo creo.
Dios es luz y es un camino para encontrar esperanza al final de este laberinto de la vida.
Feliz tarde amigo. Éxito.
La vida es un enjambre de caminos que nos llevan a muchas partes pero que no terminan siendo los que muchas veces deseamos. Por encima de la fe tal vez haga falta algo mas de convicción.
Así es amigo. Falta más convicción para aceptar que algo sobrenatural está al control de la complejidad de la vida.
Feliz tarde.
El proceso de vivir esta intrínsecamente ligado a la necesidad de existir 💚
De cierta manera es cierto lo que afirmas pero las necesidades terminan siendo tan irreales como la realidad