Supongo que todos en algún momento no podemos aguantar más y el motor que nos tenía de pie nos abandona, ante momentos de estrés, de tensión, realizamos una actividad que aplaca: la ira, la rabia, la tristeza o cualquier emoción que tengamos reprimida, a veces tiendo a dibujar en digital otras la dedico a escribir una historia que veo estancada en el capítulo tres, mientras que en otras me dedico a leer; soy una apasionada por la literatura al mil por ciento, ese es mi medio de escape, lo hago por múltiples razones, alegría, dolor, tristeza, enojo.
Quiero sentarme por un momento y desconectarme, no solo por mi situación sino también por la de otras personas he aquí donde pisando fondo y buscando un escape a lo que me molesta, me detengo a meditar; mucho antes de sentir lastima, que no lo siento por respeto a muchas personas, me pregunto: ¿cómo hacen las personas enfermas en situación de cama para drenar todas sus emociones encontradas?
Mi retrospectiva anterior, va acompañada con un hola hermosa comunidad de @holos-lotus, espero que estén bien, mis disculpas por la ausencia, y gracias a #Dios por cada día, cada espacio y por cada uno de ustedes, de nosotros por tener la dicha de estar vivos.
Para los que lo saben y para los que no tienen ni la menor idea, cuando una persona se enferma y termina en situación de cama, lo primero por lo cual pasa el paciente e incluso el familiar que acompaña al paciente en la enfermedad es la adaptación, adaptarse a un nuevo estilo de vida que a veces va a resultar incómodo y otras muy frustrante, debido a que la cotidianidad de las cosas y de las actividades cambia por completo.
La enfermedad por distintiva que sea no afecta solamente al enfermo, también afecta a cada una de las personas que pertenecen al grupo familiar, bueno más que todo, afecta a aquellos que viven en el mismo techo, es muy fácil decir que después de saber cuál es la enfermedad, lo que viene es que el paciente y los familiares se amolden a las situaciones y circunstancias que van a venir, de habla es sencillo, pero de acción es un poco complicado.
Es complicado para la persona que se vuelve paciente, el cual sin importar como fuera era una persona independiente y autónoma de sus acciones, hacía lo que quería, en el momento que quería y como mejor le pareciera y ¡puf!, pasa automáticamente por causas de la enfermedad, a depender de alguien más para realizar cosas tan sencillas como: comer, realizar su aseo personal, vestirse o incluso movilizarse dentro de su misma casa.
Siempre he dicho que existen dos caras de la moneda, una de las caras, es la vida y la realidad del paciente como tú la observas porque convives con la persona enferma, existes y afrontas la situación a la cual se enfrentan los dos, tres o el grupo familiar, la otra cara de la moneda es lo que dicen los demás los externos a ti y a tu circulo, esos poco conocedores de tu situación.
Saben en las enfermedades conocemos a los verdaderos amigos y familiares, esos que cuando había una fiesta estaban para todo, un grupo grande hasta escandaloso, en momentos difíciles te das cuentas que cuentas con muy pocas personas a veces no cuentas con nadie sino contigo mismo y el enfermo; mis disculpas pero, hasta la palabra "enfermo" cae mal, porque nadie quiere eso ni para su persona, ni para ningún ser querido, he aquí donde te encuentras con un montón de emociones encontradas, con la necesidad de comunicarte y no poder, con el hecho de que por muy enojado que estés, tú como cuidador eres el apoyo emocional de esa persona que está en cama, eres el escucha atento el que fomenta la comunicación, el contacto y el afecto, el pilar de esa persona, pero, existen casos donde el cuidador no tiene un soporte, no posee un apoyo, esto es hablando en una de tantas realidades, puede que ocurra o pueda que no, lo absurdo con todo esto es que, el sufrimiento aunque tratamos de sonreír, de hacer que los momentos sean llevaderos, sigue ahí, y el paciente se deteriora al igual que el cuidador, en muchos casos se recuperan los dos, mientras que en otros el cuidador enferma, porque la enfermedad no es solo de quien la padece sino de los que cuidan y se preocupan por la persona enferma.
Les comparto un poco de mi realidad, tengo una abuelita peleona de 93 años, la cual construyo su casa humildemente, le aseguró la educación a sus hijos y a alguno sus nietos trabajando como mula, todos los días pegada a un fogón haciendo arepas, el mes de enero paso tranquilo, febrero comenzó muy extraño, tras un pequeño enojo, saliendo del tema: es aquí cuando digo lo importante de buscar algo que nos ayude a sobrellevar o drenar las emociones negativas, volviendo al punto tras el enojo, mi abuela se acostó con la tensión alta, y en lo que fue de la noche a la mañana, una persona madrugadora aunque ya tiene años que no trabaja, no se levantaba de la cama, abría los ojos, más cada vez que trataba de hablar no se le entendía nada, a mi abuela le dio un Ataque Cerebro Vascular (ACV).
Es difícil explicar cómo nos cambió a todos la manera de convivir en casa, ahora nos establecemos por horarios, nos adaptamos a tomar turnos, a estar pendientes de cada pequeño gesto, gracias a #Dios, mi tío, mis dos tías, mi esposo y el perrito de la casa, que han sido un gran apoyo, no solo para mí sino también para mi abuela, un familiar en situación de cama es alguien del cual no podemos descuidarnos, y la verdad es que no les voy a mentir por un momento pensé que mi abuela no iba a pasar de la primera semana.
Que les aconsejo si están pasando por una situación similar o para un futuro, aunque siéndoles sincera ruego a Dios que no tengan que pasar por esto, uno cuiden del paciente como si fuera un niño pequeño pero, como cuidadores cuídense ustedes, asegúrense de comer sano, descansar, realizar esa actividad que nos des-estresa, apóyense en esas personas las cuales les están brindando su mano amiga, tengan calma, no pierdan la paciencia, cada cosa pasa por algo y todo tiene solución, nada se solventa de la noche a la mañana, sean afectuosos, traten a los demás, como quieren que los traten, no olviden nunca en buscar ayuda, sigan al indicaciones del especialista y dejen también que el paciente colabore para que su recuperación tenga un poco más de rapidez.
Por ahora ya mi abuela recupero o aprendió a gesticular para volver hablar como antes lo hacía, ahora el trabajo es aprender a caminar, y aunque en algunas situaciones nos desesperamos y ella también, las enfermedades son paso a paso y con calma sin perder la fe, gracias a todos les envío un fuerte abrazo y espero que parte de mi vivencia y mis consejos le sirvan a alguien, recuerda no estás solo.
MIl gracias...
I want to sit for a moment and disconnect, not just for my situation but also for others. This is where I hit rock bottom and seek an escape from what bothers me, I pause to meditate. Long before feeling pity, which I don't feel out of respect for many people, I wonder: how do sick people in bedridden situations drain all their conflicting emotions?
My previous reflection is accompanied by a greeting to the beautiful community of @holos-lotus. I hope you are well, my apologies for the absence, and thanks to #God for each day, each space, and for each of you, for us to have the joy of being alive.
For those who know and for those who have no idea, when a person falls ill and ends up bedridden, the first thing the patient and even the accompanying family member go through is adaptation. They must adapt to a new lifestyle that can be uncomfortable and frustrating at times because the daily routine and activities change completely.
The illness, no matter how distinctive it may be, does not only affect the patient but also every person in the family group, especially those living under the same roof. It's easy to say that after knowing the illness, the patient and family members should adapt to the situations and circumstances that will arise. It sounds simple in words but is quite challenging in action.
It's challenging for the person who becomes a patient, someone who was once independent and autonomous in their actions, doing as they pleased whenever they wanted. Suddenly, due to the illness, they become dependent on someone else for simple tasks like eating, personal hygiene, dressing, or even moving around their own home.
I have always said there are two sides to every coin. One side is the life and reality of the patient as you observe it because you live with the sick person, facing the situation together with them or with the family group. The other side of the coin is what outsiders, those unfamiliar with your situation, say about it.
In illnesses, we get to know who our true friends and family members are, those who used to be there for everything, a large and sometimes rowdy group at parties. In difficult times, you realize that you have very few people to count on, sometimes no one but yourself and the sick person.
My apologies, but even the word "sick" feels wrong because no one wants that for themselves or their loved ones. This is where you encounter a mix of conflicting emotions, the need to communicate but not being able to, the fact that no matter how angry you are, as a caregiver, you are the emotional support for the person in bed, the attentive listener who promotes communication, contact, and affection, the pillar of that person. However, there are cases where the caregiver has no support, no backup. This is just one of many realities; it may happen or it may not. The absurdity in all of this is that even though we try to smile and make moments bearable, the suffering persists, and the patient deteriorates along with the caregiver. In many cases, both recover, while in others, the caregiver falls ill because the illness is not just for the one who suffers but also for those who care for and worry about the sick person.
I share a bit of my reality; I have a feisty 93-year-old grandmother who built her humble home, ensured education for her children and some of her grandchildren by working tirelessly every day making arepas over a stove. January passed calmly, but February started strangely. After a small outburst, leaving that topic aside: this is when I emphasize the importance of finding something to help us cope with or release negative emotions.
Back to the point after the outburst, my grandmother went to bed with high blood pressure, and overnight, a person who used to wake up early despite not working for years couldn't get out of bed. She would open her eyes, but whenever she tried to speak, nothing was understandable. My grandmother had a stroke.
It's hard to explain how it changed the way we all live together at home. Now we establish schedules, adapt to taking turns, and pay attention to every little gesture. Thanks to God, my uncle, my two aunts, my husband, and the family dog have been a great support, not just for me but also for my grandmother. A family member in a bedridden situation is someone we cannot neglect, and truthfully, for a moment I thought my grandmother wouldn't make it past the first week.
What advice do I give if you are going through a similar situation or for the future? Although honestly, I pray to God that you don't have to go through this. Care for the patient as if they were a small child but also take care of yourselves as caregivers. Make sure to eat healthily, rest, engage in activities that destress you, lean on those who offer a helping hand, stay calm, don't lose patience, everything happens for a reason and everything has a solution. Nothing gets resolved overnight. Be affectionate, treat others as you would like to be treated, never forget to seek help, follow the specialist's instructions, and let the patient also collaborate so that their recovery can be a bit faster.
For now, my grandmother has regained the ability to gesture and speak as she did before; now the work is learning to walk. Even though there are moments of frustration for both her and us, illnesses are taken step by step with calmness without losing faith. Thank you all; I send you a big hug and hope that part of my experience and advice can help someone. Remember, you are not alone.
Thank you very much...
@tipu curate 5
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