Saludos lectores. Estos son días no muy agradables para mí. Resulta que, debido a las festividades las personas en mi comunidad no respetan la convivencia y suelen poner música a todo volumen durante todas las noches, mientras beben y "celebran" hasta el amanecer. Así que muchas veces no he podido dormir, o dormir bien.

Sin embargo, mientras ellos están con su escándalo, yo aprovecho, o trato de aprovechar, las noches de insomnio para leer o ver una que otra película. Así, pude terminar Temas de conversación e iniciar la última parte de la trilogía de Javier Marías, Tu rostro mañana: Veneno y sombra y adiós.

A Marías hay que leerlo con atención, sobre todo porque el personaje siempre está contando y subcontando, si es que existe esa categoría. Es decir, mientras cuenta lo que va pasando, va pensando y recordando y reflexionando, y todo eso lo inserta, de tal manera que a veces uno puede perder el hilo de la historia principal. Es muy al estilo de Proust.

Con esto no estoy diciendo que esté mal, todo lo contrario. Marías juega con este recurso para hacernos saber acontecimientos, vivencias de los personajes y hasta algo de historia. Pero hoy me encontré con una frase interesante que recaló en mí: el concepto del horror narrativo.

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Derza lo expresa de la siguiente manera:

Esos toreros temen el horror narrativo más que a la peste, el mal paso último que los defina, para ellos su final sí cuenta mucho, como para Dick Dearlove y casi cualquier personaje público, me imagino, cuya historia está a la vista de todos en todos sus tramos, o en sus capítulos, hasta el desenlace que acaba marcándola entera, o que le da injusto y falaz sentido.

Así, el horror narrativo es la exposición en público, la mancha de la imagen de un individuo, sobre todo si ha construido toda una narrativa que se ve hoy sobre todo, en las redes sociales, y las exposiciones sobre lo ridículo que es que ciertos personajes se crean superiores a otros.

Claro, ese comentario se refiere sobre todo a imágenes públicas, llámense artistas, políticos, deportistas -De hecho, Derza pone de ejemplo a los toreros- e incluso porque no, hasta a nosotros mismos.

¿Cuántas veces hemos hecho algo que no queríamos pero nos vimos "obligados" para no quedar mal, para no dar una mala imagen de nuestra gallardía, valentía o atrevimiento?

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Creo que todos hemos construido una narrativa donde somos lo que decimos ser, aunque por dentro no queramos ser eso y más bien ser otra cosa; por eso, la exposición al horror narrativo, a quedar mal, a hacerlo porque no queremos dañar nuestra imagen, en fin, el simple temor de ser juzgados por otros.

Y quiero conectar esto con lo que leí hoy, precisamente una entrevista a Enrique Rojas, quien es psiquiatra. Entre otras cosas, habla del narcisismo, las redes sociales y todo el cambio que ha implicado en la construcción de los afectos.

Creo que el horror narrativo tiene que ver mucho con el síndrome narcisista que padecen muchos hoy en día, porque es eso, construir su propia narrativa y eso de "ser el héroe de su propia historia" sin importar a quién se lleven por delante. Algo que me gustó mucho fue el final, pues el médico dice:

La felicidad es un ángulo desde el que miramos.

Y sí, nuestra felicidad no depende de lo que hagan los demás, sino lo que hacemos nosotros para ser feliz, ese ángulo desde el que miramos para construir nuestro mundo de afectos, que al fin y al cabo, debe ser sano y rodearnos de personas que nos ayuden a construir nuestro pequeño universo.

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English version

Greetings readers. These are not very pleasant days for me. It happens that, due to the festivities people in my community do not respect coexistence and usually play loud music all night long, while drinking and “celebrating” until dawn. So many times I have not been able to sleep, or sleep well.

However, while they are with their scandal, I take advantage, or try to take advantage, of the sleepless nights to read or watch a movie or two. Thus, I was able to finish Temas de conversación and start the last part of Javier Marías' trilogy, Tu rostro mañana: Veneno y sombra y adiós.

Marías must be read with attention, especially because the character is always telling and subtelling, if such a category exists. That is, while he is telling what is happening, he is thinking and remembering and reflecting, and he inserts all this in such a way that sometimes one can lose the thread of the main story. It's very Proust-like.

With this I am not saying that it is bad, quite the contrary. Marías plays with this resource to let us know events, experiences of the characters and even some history. But today I came across an interesting phrase that struck me: the concept of narrative horror.

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Derza puts it this way:

Those bullfighters fear narrative horror more than the plague, the ultimate misstep that defines them, for them their end does count for a lot, as for Dick Dearlove and almost any public figure, I imagine, whose story is in full view of everyone in all its sections, or in its chapters, until the denouement that ends up marking it all, or that gives it unjust and fallacious meaning.

Thus, the narrative horror is the public exposure, the staining of the image of an individual, especially if he has built a whole narrative that is seen today, above all, in social networks, and the expositions on how ridiculous it is that certain people believe they are superior to others.

Of course, this comment refers mainly to public images, whether they are artists, politicians, athletes - in fact, Derza uses bullfighters as an example - and even, why not, to ourselves.

How many times have we done something we did not want to do but we were “forced” to do so as not to appear bad, so as not to give a bad image of our gallantry, bravery or daring?

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I think we have all built a narrative where we are what we say we are, although inside we do not want to be that and rather be something else; hence, the exposure to narrative horror, to look bad, to do it because we do not want to damage our image, in short, the simple fear of being judged by others

And I want to connect this with what I read today, precisely an interview with Enrique Rojas, who is a psychiatrist. Among other things, he talks about narcissism, social networks and all the change it has implied in the construction of affections.

I think that narrative horror has a lot to do with the narcissistic syndrome that many people suffer from today, because that is what it is, constructing their own narrative and that of “being the hero of their own story” regardless of who they take with them. One thing I really liked was the ending, as the doctor says:

Happiness is an angle from which we look at it.

And yes, our happiness does not depend on what others do, but on what we do to be happy, that angle from which we look to build our world of affections, which after all, must be healthy and surround us with people who help us build our little universe.

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