Es muy difícil encontrar en una misma producción la fiereza del black, la caótica arquitectura del hardcore, la precisión del metal progresivo, el virtuosismo del death técnico y la belleza de la orquestación acústica en una amalgama heterogénea, que sume más que las partes. Y avimos que Equipoise lo uso de forma excesiva, en que hay demasiados elementos por segundo para procesar.
Además, para eso hacen falta además muchísimos invitados que coloquen matices, agreguen tonalidades y añadan valores únicos, así como un líder capaz de cohesionar mundos de belleza y destrucción. Y así lo ha hecho Warforged en su debut “I: Voice”, después de Un EP y un single.
La banda de Chicago, liderada por Adrián Pérez en vocales, teclados, piano y samples, tiene una larguísima lista de contribuyentes para darle fuerza a su visión ruidosa y disonante del black death metal, que posee hermosos y brevísimos interludios de arreglos acústicos, bravísimos solos y riffs de guitarristas magníficos y complejos arreglos de bajo y batería.
Extenso, épico y furioso, son nueve temas que van entre los 6 y 12 minutos, que terminan siendo una enciclopedia de géneros, influencias y bandas. Y aunque voy a hacer un largo repaso por cada tema. Vale decir que, aún siendo un disco ultra interesante, muchas veces parece que todos tocan todo al mismo tiempo, que Portal y Obscura lo hacen al unísono. Eso hace que se pierdan las colaboraciones, las ideas que entran repentinamente, que parezca que las melodías y los arreglos son anárquicos.
Pero me gusta este caos, me hace recordar a bandas como Imperial Triumphant o Pirexya, a casi cualquier cosa hecha por Marston y también a Dillinger Escape Plan. Quizás es demasiado en muchos momentos, con un caos que se acumula, pero también percibí brillantez en esos cambios de furia desbocada a suaves interludios. Algo como lo que pretenden hacer los que mezclan power y black metal, los que lo hicieron con death metal y jazz, así como también los que usan old metal extrema con hardcore, ahora llega el momento de quienes diluyen lo que han logrado en el metal progresivo con el black atmosférico.
El disco inicia con We´ve Been Here Before, un black / showgaze cósmico que bebe del sludge, doom y hardcore, con arreglos electrónicos y arpegios de piano al inicio e interludios. Con riffs veloces de death y batería poderosa, así como arreglos folk y sintetizadores con un logrado final orquestal, es un tema que requiere amplitud para entenderse. Sobre todo si decides darle una mezcla disonante, altamente procesada, a todas las voces e instrumentos, arriesgando mucho sobre la potabilidad final para el oyente.
El segundo tema, que inicia con potencia percusivo recurrente, deriva en un poderoso y sucio black death melódico orquestal, tiene dos invitados: el exguitarrista y vocalista de Nile por 15 años, Dallas Toler-Wade, de cantante invitado, y el guitarrista Po Huk, de la banda de death técnico Boarcorpse. Con pequeños interludios de guitarras acústicas y panderetas, pasa de la locura orquestada a un finale acústico de más de minuto y medio con piano, percusión menor y cuerdas.
Después tienen a Dan Gargiulo, de Artificial Brain, y Christian Münzner, Alkaloid y ex Obscura, para el tercer tema, “Cellar”. Otro tema épico de ritmos industriales, distorsión sucia y el primero que usa grunts que también alcanza un climax de guitarras acústicas con arreglos atmosféricos. Incluye los riffs con sonidos más alternativos, tiempos más complicados y solos shreds sin dejar de tener guitarras ultrapesadas haciendo riffs percusivos de fondo.
Hay otra pareja invitada en el quinto tema, que inicia un trío de canciones cerca de los seis minutos en promedio. Ahora combinando shrieks procesados de forma industrial con profundos grunts de death brutal, “Nightfall Came” cuenta con Navene Koperweis, quien fue baterista de Animals As Leaders entre 2009 y 2012, tocó con The Faceless y participa en el disco nuevo de Whitechapel, así como con el cantante Daniel Rodríguez de la banda de deathcore Through the Eyes of the Dead, para el tema más melódico y progresivo del disco, que también bebe de la oscuridad del doom.
En “Voice” hay un único invitado: Eddie Limperis, cantante y bajista de la banda de slugde / doom Barren Heir. El tema más extraño del disco, que suena a una versión post-black metal depresivo / ambient de Nine Inch Nails, con feedbaacks de guitarra, efectos sonoros de ambiente, solos de guitarra y mucha distorsión disonante con baterías electrónicas.
Para el tema “Eat them while they sleep” hay otra pareja agregada al quinteto original. En este caso son el poderoso cantante Steve Boiser (Ashen Horde, Equipoise, Inferi, ex Vale of Pnath) y el mítico guitarrista Kevin Hufnagel (Byla, Dysrhytmia, Gorguts, Vaura) para lograr el tema más cohesionado de todos: death metal progresivo, técnico, súper sucio y cósmico. Y que termina con un interludio de jazz metal progresivo.
En “Willow” otra pareja asume protagonismo. El vocalista Will Smith, de Artifical Brain y Afterbirth, y Austin Peters, son parte de otra pieza bizarra: que inicia en el grindcore, luego se vuelve post-metal melódico, pero evoluciona finalmente en uno de esos terroríficos interludios de pianos que entran de forma repentina, cambiando toda la narrativa musical para abrirse al ambient gótico. El tema vuelve a retomar el post-metal furioso para cerrar con un denso arreglo de bajo y efectos sonoros.
El penúltimo tema, “Old Friend”, así como el último con invitados, tiene a Tymon Kruidenier (exguitarrista de Exivious y Cynic), a Craig Bruenger, bajista de la banda de death técnico Ahtme y l guitarrista Nate Madden, de Immortal Bird, para el tema más largo del disco, que supera los 12 minutos. Así que con toda calma, durante tres minutos la música está basada en pianos reverberados, atmosferas cinemáticas y algo de percusión electrónica. De sonidos góticos se pasa a un raro jazz con un bajo upright, un poco más de post metal furioso y de nuevo hay más jazz-metal progresivo que de nuevo abre espacio para solos demenciales, disonancia expansiva y shrieks de voz procesada, que suena como un demonio atrapado que quiere volver a su planeta.
Para el tema final, que como el inicial no tiene invitados, el quinteto se explaya por más de 9 minutos con todas sus habilidades: metal progresivo, técnico y veloz. En “The Color of My Memory” se escuchan riffs, solos y arreglos de gran calidad interpretativa, mayor claridad en la estructura y sus influencias del doom sobre su black death. Así mismo, muestran sus rarezas con esos interludios de guitarras alteradas, superpuestas y cortadas en capas, para luego hacer un ultra veloz metal extremo orquestal. Y de nuevo interludio que finaliza con algo muy inusual: sonidos de mar.
Lo escuchas aquí https://warforged.bandcamp.com/