¿Sexo prohibido o desconocido?

in #cervantes7 years ago

Él con su mirada lo pedía a gritos, me lo pedía a mi, pero la inseguridad frenaba mi éxtasis y el miedo a hacerlo mal negaba cualquier voluntad que estuviera dispuesta a hacer.
Teniéndolo delante, mirándome como si fuese suya, me derrito entre miradas de fuego, me entierro en el paladar de su boca, donde mi ganas de sexo aumentan por minutos, donde el ardor de mi cuerpo incrementa el placer de sentirlo mío.
El silencio domina la habitación, ninguno es capaz de aguantar la mirada del otro sin soltar una pequeña sonrisa, supongo que son los nervios los que mandan en éste momento, pero ninguno quiere pensar en ello.
Con la única delicadeza que sé, desnudo su cuerpo para dejar que la pequeña corriente de la ventana acune sus ganas de ser poseído. El torso descubierto despierta en mí la sensación de querer comérmelo entero, pero aguantando mis ganas de sed, me limito a pasar mi temblorosa mano por encima de su abdomen, siento como se estremece, aunque me niego a mirarlo a los ojos, no quiero cohibir el placer que estoy dispuesta a dar.

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No contenta con el tacto que me proporciona su piel, bajo la cabeza para poder saborear esa piel que para mi es perfecta. Mis besos se convierten afrodisíacos para sus sentidos, notando como mis labios se impregnan del sabor dulce de sus poros, disfrutando de cada milímetro que tengo bajo mi cuerpo. Besos inocentes que intento pervertir, y mi lengua sale de la boca sin pedir permiso, situándose sobre su pelvis, juego con movimientos circulares, cada suspiro que el me propina de fondo, me hace arder. Sus pantalones me privan de lo mejor y mi lengua no tiene paciencia, intenta introducirse bajo su vestimenta pero su fuerza no es para tanto y sin pensar me ayudo con las manos.
Deslizo la prenda inferior con rapidez, porque pienso que se me acaba el tiempo, y aún hay mucho por hacer, la arrastro como si fuera la primera vez, torpemente lo dejo desnudo al completo y me deleito con su figura, que entre una luz de vela se hace a mis ojos, se amolda a mi gusto, a mi necesidad. Lo contemplo callada, pero sigo sin mirarlo, no quiero que sepa lo que estoy pensando, solo quiero que mis actos lo lleven a un mundo que todavía desconoce, pero debo hacerlo bien.

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Centro mi mirada en su miembro, tan largo como imaginaba, tan duro como para dejarme extasiada. Mi lengua vuelve a hacer de las suyas y toma contacto con el miembro sin apenas tantear antes, no hay tiempo que perder.
Desde la punta hasta el final lo recorro con una lengua caprichosa, lamo cada centímetro de su pene sin dejar una superficie mojada, mojada por mi espesa saliva que se seca cada vez que su miembro se pone aún mas duro. Con suavidad lo introduzco en mi boca, solo el principio, beso acaloradamente el principio de su miembro, lo introduzco y lo saco lentamente, aún no quiero empezar a jugar. Erecto como nunca antes había estado, se deja hacer sin respirar, intentando controlar sus manos que casi las tiene atadas con su cuerpo, yo le muestro indiferencia, pues lo que el no sabe es que estoy dispuesta a someterme hasta el punto que el decida, pero ahora mando yo, y si se deja hacer, quiero llevarlo a la locura.

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Bajo con mas intensidad hasta meterme el miembro entero en la boca, apenas puedo respirar, siento como mi garganta se amolda a él, y sin sacarlo ni un centímetro, juego con mi lengua dichosa, puedo sentirlo excitado y me aprovecho de la situación. Mientras subo mi boca con la misma potencia que la he bajado, sin querer o sin pensar, siento como mi mano busca otro camino, otro punto de placer que el ya conoce de oídas. Abro sus piernas con temeridad, no se la reacción de su cuerpo ensimismado en una boca que juega a ser libre. Mi mano busca el punto, su punto, y lo encuentra. Uno de mis dedos juguetones se aventura y se introduce en la cueva hecha para mí. Entra lentamente para no hacerle daño, y mi boca sigue comiéndose a tan largo nardo. El dedo sabe lo que hace, pues es introducirlo y un gemido me regala él, sin notarlo, sonrío para mi. Introduzco y saco el dedo lo mas sensual posible sin dejar de subir y bajar con mis labios, y él lo agradece, tanto que ha dejado la cuerda de sus manos tímidas y me agarra la cabeza con fuerza, ya no soy yo la que domina, es él quien me penetra la boca. Embestidas suaves pero provocadoras que me llevan a un manjar difícil de encontrar. Mi boca ahora es su juguete y juega hasta la saciedad, mientras tanto mi dedo sigue libre, entrando y saliendo al compás de las embestidas de su nardo. Sus gritos se aceleran y mi cuerpo ya está preparado.

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Me aparto y puedo ver la necesidad en sus ojos. Sonrío, pues lo he hecho mío sin saber como.
Me levanto de la cama buscando aquel juguete que compré una vez, esta a estrenar y mis deseos aumentan cuando juego con mi imaginación. Me lo coloco como unos pantalones y con curiosidad me miro al espejo. Me veo extraña pero la imagen provoca pequeños latigazos en mis entrañas, señal de que estoy cachonda, excitada como nunca antes había estado. Miro el pene de plástico que ahora forma parte de mi cuerpo, me veo sexy, me gusto y me encantaría poder masturbarme con mi nuevo amigo puesto. Desato las fantasías que no controlo, y las aparto de mi mente para poder hacer realidad mis deseos. Me acerco a donde está él, incrédulo, me mira con deseo, le gusta, le gusta y esta deseando que empiece el juego.
Algo ha cambiado en mi, ya no soy la chica dulce que demuestro a los demás, ahora soy poderosa y tengo el mando a mis servicios. Sin dejar que él hable le doy la vuelta, como tantas veces me la han dado a mi, con pasión, con seguridad.
Lo tengo bocabajo, abierto de piernas, todo para mí. Su respiración se acelera cuando siente que me acerco. Lo beso por la espalda, necesito que este relajado, le acaricio intentando ocultar las ganas que tengo de hacerlo gritar, como tantas veces me han hecho a mí.

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Lo agarro de la cadera, haciendo que se incorpore mientras mantiene la postura a cuatro patas. Le introduzco un dedo, dos, pero al introducir el tercero decido comenzar con mi nuevo amigo. Le abro el orificio con ganas y con la otra mano aguanto mi miembro provisional para introducirlo. Mis ojos acumulan ardor cuando veo como entra con facilidad, me pongo a cien al notar su cuerpo contraído y dejándose hacer por mi.
Lo agarro con las dos manos y embisto mi cadera junto a su trasero, una vez, otra, y noto como a él le gusta. Lo penetro una y otra vez, disfrutando tanto como se me permite, y empiezo a bailar al son de sus gemidos. Es mío, lo hago mío una vez tras otra.
Penetrándolo seguidamente lo agarro con fuerza, solo quiero que sepa quien manda, solo quiero que sienta lo que he sentido yo tantas veces. Le doy la vuelta y sus ojos desencajados me piden más. Levanto sus piernas y vuelvo a penetrarlo con una embestida mas feroz. Grita. Grita de placer, un placer que le estoy dando yo, un placer que nos vuelve loco a ambos. Veo su cara de disfrute y eso me hace darle mas fuerte. Lo vuelvo a agarrar de las caderas y como si yo fuera el hombre y él la mujer, lo penetro con fuerza para que un orgasmo lo deje en mis manos. Sus delirios por ser poseído se convierten en mi mayor aventura, ya no puedo parar, soy dominante y necesito un dominado.
Empujo, empujo con un ritmo que ni yo sabía que sería capaz de llevar, y me lo follo, con entradas y salidas que él mismo me pide. Mas fuerte, me dice, no pares, chilla después, y yo acato sus órdenes porque solo quiero darle placer, como otras veces me lo han dado a mi.

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Me empuja con tacto, me arranca a mi nuevo amigo, y me come entera con una lujuria que no existe en los libros. Sin pronunciar palabras y mirándome a los ojos, me penetra él, lo hace con fuerza, con convicción. Cambian las tornas, ahora soy yo la dominada y él el dominante.
Está desatado, eufórico, cachondo perdido y sabe que no podrá aguantar mucho más, pero mis ojos le piden placer, mis ojos le gritan que me folle hasta dejarme sin aliento. Mis gemidos alientan su morbosidad, me agarrara, me azota sin medir el dolor, me agarra del pelo para escuchar mas fuerte el final de mis orgasmos.
Nuestros cuerpos empapados de sudor, el olor de nuestros fluidos excitados, hacen que me penetre mas fuerte, y más, tanto, que noto la venganza en sus ojos, en sus gritos. Se ensaña con mis pechos, los absorbe en su boca, los aprieta, y mis pezones les pertenecen ahora. Me dejo llevar una vez más, y mis dedos buscan de nuevo aquel rincón de su cuerpo que él decía que no era para mi, con dos dedos lo penetro, fuerte, mientras él con sus sacudidas me hace perder la noción del tiempo. Me agarra la mano, y me ayuda a penetrarlo con mas intensidad, ambos somos penetrados y no nos sacia el placer, pedimos más.
El éxtasis esta cerca, acelera el ritmo, no puede parar. Lo saco de mi, él lee mis pensamientos y sin dejarme actuar, agarra mi cabeza y me penetra la boca como si quisiera partirme en dos, siento como su polla vibra en mi lengua, siento la hinchazón de su nardo, como acapara cualquier espacio disponible en mi boca, sigue, sigue sin remediar la búsqueda de un placer absoluto, mis dedos no dejan de introducirse en su diamante en bruto. Chilla, me ahogo, y sin remedio alguno, su semen empapa mi cara, mis labios se dejan bañar, se corre en mi marcando su territorio, y yo disfruto de un espectáculo maravilloso.
Y me doy cuenta que es sexo. Sexo real, sexo sin prejuicios, donde las fantasías cobran vida y los sentidos aprenden a disfrutar mediante el placer ajeno.

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Uyy que buen relato @catgreen 😊

Gracias!! Se hace lo que se puede con la ¿Imaginación? Muchas gracias por leerme. Saludos!!