Me voy a esconder en ti y no me van a encontrar ni
los delfines.
No me va a ver ese pez de ojos saltones,
ni esa tortuga que marcha a Yucatán.
No va a notar mi nado ese coral,
ni las personas que van en esa barca,
allá arriba.
Y a veces, yo tampoco.
Mar, eres refugio allá dentro y también aquí fuera.
Yo siempre quise vivir pudiendo mirarte las olas cada
día,
y acompasar mis latidos con los tuyos.
Dejarme arrastrar un poquito por tu corriente
y acabar en tu orilla junto a la espuma y la arena fina.
Yo siempre te quise, limpio y claro,
transparente.
Siempre te quiero bonito y cuidado.
Siempre te quiero reflejando el cielo.
Hay una forma de echar de menos
que solo aquellos que han tenido el mar cerca
-y ya no-
entienden.
Es algo que te reseca las manos y la boca.
Que te convierte la piel en escamas muertas,
sedientas de humedad.
Porque puedo soportar tener muchas carencias,
pero ojalá nunca me falte el mar,
ojalá nunca falte el mar.
Hermosa poesía marina mi estimada amiga Brenda Carolina, hermoso post, un abrazo desde Chile!!!