El hombre fue creado sin vestidos,
pero fue creado en esa ausencia de vestidos
para ser recubierto por el hábito sobrenatural de la gloria.
Peterson cit. por Agamben en Desnudez
El mito genésico cobra vida en la escritura de Rojas Guardia cuando en medio del silencio prefiere exponer su abismo a la luz de la palabra en un diario que irrumpe, a modo de ver del autor, con lo concebido del género, ya que para él, su texto quiere ser: “a su manera, una modalidad de filosofía narrativa que conjugue el concepto e imagen: las parábolas vivientes de mi trayecto existencial, en las cuales se condensa el sentido que extraigo de mi contacto con el mundo” (p. 182).
En este sentido, el evangelio, del griego euangelion: “buena noticia”, en Armando Rojas Guardia aborda una posibilidad para la experiencia subjetiva del lector y para sí mismo: la posibilidad de enfrentarse al miedo de la desnudez. Agamben en su texto Desnudez (2011) aborda el dispositivo teológico de este apartado desde el texto del Génesis hasta la exposición de Vanessa Beecroft en el Neue Nationalgalerie de Berlín. En este orden Agamben señala que: “No existe, en este sentido, en el cristianismo, una teología de la desnudez, sino solo una teología del vestido”. Sin embargo, cita a Erik Peterson que en “Theologie des Kleider” contradice estas ideas para hablar de una vestimenta de gracia que es propia del hombre en el paraíso. De esta forma, la desnudez para Rojas Guardia es liberada de lo pecaminoso, proyectada en una óptica para vivir en libertad: “Se trata de aprender a percibir la desnudez de lo real, que no es como la imagen, desde el miedo, la impotencia o la infatuación yoica, las falsificaciones de nuestro deseo, sino exactamente como ella es: inagotable” (p. 92).
Asimismo, Agamben afirma que esta desnudez paradisiaca y genésica sin vergüenza y sin “ruborizarse” está presente en los evangelios y en los textos extracanónicos como “los apócrifos”: “Los discípulos le preguntaron: ‘¿Cuándo te nos revelarás, cuándo te veremos?’. Jesús dijo: ‘Cuando os desnudéis sin vergüenza, cuando os quitéis los vestidos y los pisoteéis bajo vuestros pies como niños, entonces veréis al hijo de dios viviente y no tendréis temor de él.’”. (Evangelio de Tomás cit. por Agamben). Esta es la desnudez espiritual del evangelio de Rojas Guardia, en donde el alma: “densidad abismal del cuerpo”, queda en la intemperie para ser abrigada por la presencia de Dios, llevaba hasta él por la fuerza de la ebriedad del Eros y la oración. En relación a esto, es un mensaje doctrinal no-dual, donde Soma y Psique (cuerpo y alma) no están separados como lo proponen algunas interpretaciones donde la materia es corruptible y burda, cárcel del alma, doctrinas más cercanas a los órficos y pitagóricos que a la bíblica, sino que, como propone Teilhard de Chardin, se festeja la materia. Así pues la buena nueva de Rojas Guardia no son la de un místico, sino de un hombre de oración: un monje laico que quiere transmitir una experiencia ante la posible mudez de la desnudez del cuerpo y del alma.
Josué Calderón
Armando Rojas Guardia
El deseo y el infinito, Diarios (2015-2017)