Pero se está hablando de paradigmas, que son modos en cómo se piensa algo, el marco o punto de vista con que se observa el mundo. Pudiera tratarse no sólo de una manera, una actitud frente a la lectura, sino de todo un sistema de pensamiento.
En función de esto, ¿Qué está dispuesta a considerar la gente como lectura? Por un lado, hay quienes consideran que leer noticias en Internet o redes sociales ya es lectura. Otros, piensan que sólo leer "libros" y sobre todo los "autorizados" es lectura. Vale decir, Cien años de soledad es una lectura "válida", Hush, hush no es lectura. Evidentemente, estos criterios son bastante arbitrarios y son gobernados según lo socialmente aceptado por la comunidad, basados en sus conocimientos y prejuicios; porque de la misma forma, así como el lector de Hush, hush reivindica la legitimidad de su lectura, también muestra cierta renuencia a leer los clásicos: piensan, comúnmente que leer Guerra y paz requiere algún dote particular o una profundidad intelectual que no tienen.. y parecen no estar dispuestos a alcanzarla. La lectura tiene no sólo una historia curiosa, también muestra una evolución que marca los distintos paradigmas que se van forman en el proceso, cómo se logran establecer y luego cómo son desplazados por otros más nuevos.
Para comenzar, la actitud ante el libro. O mejor dicho, lo que hoy conocemos como libro, no siempre se le consideró así. En la antigüedad, los libros eran más bien rollos de papel, de pergamino y eran escasos. A veces, no había más que una copia de un texto... y si ocurría una catástrofe como la de la biblioteca de Alejandría aquello se perdía para siempre (hay que recordar, con bastante dolor, que la mayoría de los textos de Aristóteles se perdieron y lo conservado no era más que sus notas o borradores). En la edad media, los copistas cambiaron las cosas y el rollo se convirtió en el libro rectangular tal como lo conocemos, sin embargo, seguía siendo escaso. Fue Gutemberg quien cambió las cosas al inventar la imprenta y ya el libro dejó de ser escaso... y dejó de ser una reliquia de carácter casi sagrado que sólo algunos "iniciados" en el arte de la lectura podían acceder.
No hay que olvidar un detalle: si el libro era escaso, los lectores también. Incluso, más. con Gutemberg, la lectura se hizo mucho más accesible porque los libros se hicieron más fáciles de conseguir. Algo que trajo esto fue que en cada hogar podía encontrarse un libro, la Biblia, si pensamos en aquellos tiempos la gente y sobre todo los niños, comenzaron a encontrar los libros como objetos comunes, como herramientas que podían usar para mejorar su intelecto, sus conocimientos. Así, los niños mejoraban sus habilidades aprendidas en la escuela y los adultos podían adquirir más información, lo que a la larga fue la causa del desarrollo de las sociedades del norte y centro de Europa y norte América.
Algo que también logró esta cultura del libro fue la derrota del pensamiento irracional, de la superstición. Aquella noción de que algo es porque "alguien dijo que era así" dejó de funcionar al existir libros que comprobaran o refutaran las creencias o ideas que manejaba la gente. Así dadas las cosas, el siglo XX representó por un lado el triunfo de los valores de la libertad, el libre mercado y el individualismo y por el otro, el fracaso de la superstición, del colectivismo y del pensamiento positivista. Claro, esto no supone su erradicación. Más bien, pareciera que las brechas se hacen cada vez más grandes. Aunque hay más libros, la gente lee poco, aunque hay más información disponible, pocos parecen interesados en consultarla. Quiere decir que hay una nueva brecha que debe ser superada, pues en los países desarrollados la falta de lectura y el desinterés en la información o la falta de pensamiento crítico es un problema como en los países subdesarrollados.
El problema de fondo está en el hecho de que la lectura pareciera no ser útil, o ya no lo es como antes. Si en el siglo XVIII alguien por citar un versículo bíblico podía salvarse de ser detenido o por disertar correctamente alguien podía obtener un prestigioso puesto en una universidad como Basilea o Princeton; ya hoy no se puede hacer eso. Es el común pensar de las personas: la lectura no resuelve problemas practicos, leer exige una "actitud" adecuada, leer demanda "tiempo" y así sucesivamente y entonces, leer se convierte en una carga.
Además, un problema adicional: muchos libros demandan un esfuerzo para ser entendidos, o en el caso de los libros de matemáticas, requieren realizarse los ejercicios o procedimientos que el libro exige, aparte de la lectura. Además, el libro pasa las 50 páginas y pueden encontrarse algunos que sobrepasan las 2.000. Un lector promedio puede tardarse entre un minuto y medio a tres para leer una página. algunas estadísticas coinciden en establecer 38 páginas por hora como promedio, es decir velocidad normal. muchos libros suman hasta 10 veces esa cantidad, a pocos les parece atractivo la idea de permanecer horas leyendo, si en cambio, ver una película toma más o menos un par de horas y requiere menos esfuerzo que la lectura. Incluso, hay casos peores: gente que prefiere ver un video en youtube sobre un libro y no leerlo, porque "tantas letras juntas, las páginas fastidian". Pareciera que los males de la edad media y antigua no han desaparecido, sino que han cambiado de forma, porque la lectura sigue siendo algo inaccesible o una especie de arcano al que sólo dedicados iniciados o "gente snob sin oficio" puede hacer.
Toda esta superchería se puede derrotar de una manera muy sencilla: el problema es que no se estimulan hábitos de lectura y eso no ocurre porque tampoco la gente sabe leer correctamente. Hay una deficiencia en la técnica de lectura en las personas y eso dificulta el proceso, y si se hace difícil no se puede aprovechar debidamente, y eso incide en la capacidad de disfrutar.
Desde malas posturas, mala iluminación hasta problemas de vocalización o subvocalización y evidentemente, la falta de práctica y el entorno hostil (porque siempre alguien que está leyendo levanta sospechas) influyen negativamente en las habilidades y hábitos de lectura. Solucionar estos problemas es esencial, pues el hecho es que la gente, en buena proporción, tiene el deseo de leer y la industria del libro es muy lucrativa y no deja de crecer.
Finalmente, ¿Qué hacer? Espacios, incluyendo los entornos virtuales, donde la gente pueda compartir con otros lectores o encuentre recursos que les permita hacer de la lectura una experiencia cada vez más placentera y provechosa. Espacios como foros, talleres, festivales o ferias brindan la oportunidad para que los lectores no sólo conozcan nuevas lecturas o autores, sino que entiendan que la lectura, como ir al gimnasio, demanda un esfuerzo y que sólo a través de la práctica y el aprendizaje de habilidades permite mejorar: las estadísticas apoyan el hecho de que un libro de 400 páginas se puede leer en cuestión de horas, con la técnica y disciplina adecuadas.
Hay una tendencia actual: muchos lectores de Harry Potter u otros libros mal llamados juveniles (como si no fueran libros serios) están comenzando a consumir lecturas u autores clásicos. Muchos lectores de libros como Bajo la misma estrella o Ciudades de papel ahora leen a Whitman o la generación perdida. La lectura no admite encasillamientos: quien lee pronto se halla estableciendo redes entre sus lecturas, el refinamiento del gusto no supone que lo anterior sea malo o de menos calidad; simplemente hay libros grandiosos que no se han leído. Y el ojo de un lector ya entrenado entiende esto y asume tal búsqueda como parte del juego.
Aquí es donde los talleres, clubes, ferias o círculos de lectura pueden aportar mucho, incluso, la simple intercambio entre lectores ya constituye una medida positiva. Y al decir de muchos activistas en pro de la lectura y la cultura: en la educación, tanto en los colegios como en las universidades, la lectura debe volver a ser el centro, el núcleo del conocimiento, pues la suma de todos estos factores hace que la lectura se convierta en una experiencia exigente y enriquecedora que ha permitido a la humanidad el desarrollo y prosperidad que ha alcanzado.
Me ha encantado tu articulo.
Justo estoy retomando el hábito de la lectura y no me puede caer mejor el leer un post de este estilo. Gran Trabajo! 😁
gracias por tu comentario. Espero sigas y retomes tu hábito de leer y hasta podemos hablar de las lecturas. Seguro que sí.
Majestuoso haber leído esto, muy interesante y certero. Gracias por el aporte. Un saludo.
Un saludo a ti, gracias por el comentario.
Excelente hermano. Tus artículos son muy buenos. Lo comparto en mi blog.
gracias!
Estoy de acuerdo contigo en varios puntos, especialmente cuando afirmas que el problema de la lectura sigue presente, solo que ha adoptado una nueva forma. También creo que hay que adoptar una nueva postura respecto a la lectura, precisamente por las nuevas formas que ha adquirido el libro en esta era digital. A ver, que no es lo mismo leer en papel que leer en pdf, y la "fisicalidad" de por sí modifica la experiencia misma de la lectura (entre otras cosas). Considero que hay muchas razones por las cuales la lectura no es fomentada de forma adecuada actualmente, o por lo menos por la que no es bien recibida como en otras generaciones. Entre ellas tenemos las nuevas tecnologías y su carácter de inmediatez, que rechaza todo lo que comprenda pensar, analizar o reflexionar, puesto que todo en ellas está dado, digerido o simplificado. Por otro lado, podría mencionarse el interés de ciertas estructuras de poder (ya sea de mercado o no) de reservar la lectura para ciertos grupos, ya que el acceso en masa induciría al pensamiento crítico y esto conllevaría al desmantelamiento de las estructuras de poder. Por eso dicen por ahí que los buenos lectores son peligrosos...