Me siento muy feliz allí. A penas puedo reconocer el lugar; y es que eso no importa; demasiada la adrenalina que siento de felicidad como para percatarme de las calles y de las rocas fuera del jardín. Desde las mas altas y amplias ventanas puedo ver el sol que se pone cada amanecer. Manos que abrazan mi cintura y besos sabor a miel.
No puedo verle el rostro, está un poco borroso y detalles nublados. Mas percibo que es bello, lo siento en su calidez y en su profunda respiración que da en mi cuello.Todo es perfecto, o al menos por ahora lo es.
Famosos y costosos restaurantes, pareciese que todos los días son citas y momentos de conquistas. Ramos de flores al abrir las puertas de madera de casa, búcaro que se llena de agua y las mantiene vivas.
Esa música instrumental que llena de belleza mis oídos y no quiero pararla de escuchar; me llega al alma junto con las olas que rompe en la orilla mojándome los pies las noches de playa. Se encuentra a mi lado izquierdo, observando cada detalle de mi, como si fuera perfecta ante sus ojos y es que no hay deseo más grande que yo este aquí, junto a él, cada noche, cada mañana.
Ya somos dos, y esperamos un tercero o tercera. Da igual si es niño o niña, nuestro amor es para florecer, procrear felicidad en nuestro hogar, despertar en las madrugadas por los llantos y ver el pasto verde del jardín con juguetes de colores vivos. Estamos tan ansioso por días como esos.
Maldito el olor del hospital que me repugna, enfermos y camillas que se mueven a la velocidad de evitar fallecidos.
- ¡Que bueno!, ya es mi turno-.
Demasiadas pruebas de sangre que me provocan fatiga, necesidad de respirar y tomar abundante agua. El gel frío que me remueven unos centímetros más abajo del ombligo. Puedo ver los ojos caídos y las manos algo arrugadas de la doctora. Se avecinan noticias.
Prefiero dormir, si fuera posible me drogara y apartara pensamientos no fructuosos de mi.
Lo oigo llegar.
- ¿como estas mi amor? - Me pregunta con ese tono de voz tan fuerte pero a la vez tan gentil y educada.
Lágrimas que forman charcos y vienen de mano con la lluvia y estruendosos truenos.
-Lo siento - le dije.
- Siento no poder darte más de lo que mereces, más de lo que avivas por tener. Yo apenas vine para cuidarte, amarte y proteger. Búscate a quien puedas engendrar todas tus semillas, que de segura estoy florecerán mas bellas que ninguna. Tengo telarañas en mi vientre, habitan feos insectos que pelean por salir y son rehenes del mal a fuego lento. No te preocupes por mi, formarás una bella familia y aunque no sea conmigo, yo estaré ahí, para enseñarte a cuidar de ellos y verte sonreír.-
Las rosas están marchitas, el agua del florero a penas tiene color transparente.
La tristeza abunda en mi, y recorro las calles de adoquines como mendigos enfurecidos
No puedo abrir los ojos, siento que estoy en neblinas profundas. Y de un sobresalto, me siento en el borde de la cama con ojos saltones, agradeciendo que solo fue un sueño vivo que se apoderó de mi.
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